BEATO ZOLTAN LAJOS
MESZLENYI
4 de marzo
1951 d.C.
Zoltan
Lajos nació en Hungría en el seno de una familia de
sólida tradición católica. Llamado al sacerdocio,
consiguió en la Pontificia Universidad Gregoriana el doctorado
en Filosofía y en Teología y el título en Derecho
Canónico. El 28 de octubre de 1937 fue ordenado obispo y
nombrado auxiliar de la archidiócesis de Esztergom en
Hungría. Su preparación y su celo pastoral le permitieron
una notable laboriosidad pastoral y cultural. Inmediatamente
después de la II Guerra Mundial, el régimen comunista
húngaro inició un encarnizado ataque contra la Iglesia
católica, aplicando a sus integrantes formas de intolerancia que
a menudo desembocaron en violentas y sanguinarias persecuciones.
Acontecimiento emblemático de este período de terror y
real opresión fue la detención del Primado de
Hungría, el arzobispo Jozsef Mindszenty.
En el 1950, en oposición al deseo
gubernativo, los canónigos de la catedral de Esztergom-Budapest
eligieron al beato Meszlényi como nuevo Vicario capitular,
reconociendo así su rectitud y firmeza. Mons. Meszlényi,
consciente de los riesgos, aceptó el nombramiento con prontitud
y disponibilidad. La represión del régimen no se hizo
esperar. Diez días después, el obispo fue detenido y, sin
ningún proceso, fue internado en el establecimiento penal de
Recsk y luego deportado al campo de concentración de Kistarcsa,
cerca de Budapest, donde lo mantuvieron en total aislamiento. Iniciaron
así ocho meses de cruel reclusión, en los que tuvo que
sobrevivir casi sin comida y ni calefacción, jornadas de trabajo
forzado y de violencias e inexplicables torturas, cosas en que los
opresores de todos los tiempos son muy expertos. Frente al dilema
´fidelidad-traición´, Mons. Meszlényi
confirmó con fortaleza su fidelidad al Evangelio, pese a vivir
la perversidad de los acontecimientos, nunca perdió su fe en la
misericordia y providencia divina. Soportó todo con amor.
Murió agotado de privaciones. La reclusión inhumana
literalmente lo mató. El móvil de su martirio fue el odio
de los verdugos hacia Jesús, hacia Evangelio y hacia
Iglesia. Fue beatificado por Benedicto XVI el 31 de octubre de
2009.