BEATO VLADIMIRO GHIKA
16 de mayo
1954 d.C.
Nació en Constantinopla -hoy Estambul- (Turquía);
descendiente de familia de príncipes de Valaquia y Moldavia, que
contribuyeron a forjar una Rumania independiente en el siglo XIX. Fue
bautizado y ungido en la Iglesia Ortodoxa, su madre es fiel devota de
esta Iglesia, su padre en ese momento era ministro plenipotenciario en
Turquía. En el año 1878 es enviado a la escuela en
Toulouse (Francia), y dejado al cuidado de una familia protestante -en
cuanto a la educación y la práctica religiosa- porque en
la zona no existe un templo ortodoxo.
Terminó los estudios básicos en 1895, pasando a la
Facultad de Ciencias Políticas de Paris. Paralelamente
realizó cursos de botánica, arte, literatura,
filosofía, historia y derecho. Ghika, por una angina de pecho,
regresó a Rumania, donde continuó sus estudios hasta 1898
cuando ingresó en la Facultad de Filosofía y
Teología de la Pontificia Universidad de Santo Tomás de
Aquino en Roma (el "Angelicum").
Es durante este período, luego de un intenso discernimiento para
ser "más ortodoxo", cuando en 1902 decidió profesar la fe
católica, lo cual provocó una mortal indignación
en su madre, a quien desagradó la decisión de su hijo.
Él quería ser sacerdote o monje, pero Pío XI le
aconsejó renunciar a esa idea, al menos por un tiempo, y que se
dedicara al apostolado seglar.
Fue diplomático del Vaticano, labor con la que pudo recorrer
gran parte del mundo: Bucarest, Roma, París, Congo, Tokio,
Sydney, Buenos Aires... el Papa Pío XI en broma lo
llamará "gran vagabundo apostólico". Él es uno de
los pioneros del apostolado laico.
De regresó a su país, se dedicó a obras de caridad
y abrió el primer dispensario gratuito en Bucarest, la
llamó "María de Belén"; creo el gran hospital y
sanatorio "San Vicente de Paúl"; fundó el primer hospital
gratuito en Rumania y la primera ambulancia, por todo ello es el
fundador de la primera obra de caridad católica en
Rumanía. Colaboró en los servicios de salud durante la
guerra de los Balcanes en 1913, y en Zimnicea se dedicó -sin
miedo- a la atención de los pacientes de cólera.
Durante la I Guerra Mundial estuvo a cargo de las misiones
diplomáticas, de los damnificados por el terremoto de Avezzano,
de los tuberculosos del Hospital de Rome, de los heridos de guerra,
moviéndose en los ambientes diplomáticos más
populares con una naturalidad sorprendente.
El 7 de octubre de 1923, Ghika fue ordenado sacerdote -en
París-, y llevará a cabo el ministerio sacerdotal en
Francia hasta 1939. Debido a que su corazón estaba en
Rumanía, pidió al Papa el privilegio de poder celebrar en
los dos ritos: latino y bizantino, permiso que le fue concedido poco
después de su ordenación, convirtiéndose
así en el primer sacerdote rumano bi-ritual.
Cultivó la amistad de grandes intelectuales de la época
como Maritain, Bergson, Claudel o Mauriac. Se le designó una
parroquia pobre y peligrosa en París, Villejuif, donde
llegaría a habitar en una barraca para acercarse a unas gentes
alejadas de Dios y de los demás hombres... donde poco a poco fue
cambiando el espíritu del vecindario. En 1930, por enfermedad,
se retiró de allí y fue designado Rector de la iglesia de
los extranjeros en París, particularmente los rusos, en la
actual iglesia de Saint Ignace.
El 13 de mayo de 1931 el Papa lo nombró protonotario
apostólico. Ghika se mostró renuente a aceptar este
nombramiento ya que cuando fue ordenado había hecho voto de no
aceptar dignidades eclesiásticas, finalmente lo aceptó
comentando que "nada cambiará mi estilo de vida, tan sólo
será una cinta estrecha añadida a la vestidura". Su labor
fue completada por sus libros, entre los que tuvieron un gran
éxito aquellos que recogían los pensamientos que iba
anotando en hojas de bloc o en sobres, y a los que luego daba forma
definitiva. Eran llamadas de atención a una sociedad no pocas
veces frívola y aburrida. Ghika consideraba el aburrimiento como
una forma de cobardía, aunque a la vez lo consideraba como un
signo de la vocación divina del hombre.
El 3 de agosto 1939 regresó a Rumania, eran los tiempos del
inicio de la II Guerra Mundial. Se negó a salir de Rumania para
estar con los pobres y los enfermos, para ser capaz de ayudar y animar,
incluso se quedó -por el mismo motivo- en Bucarest cuando
comenzaron los bombardeos aliados. Después de que los comunistas
llegaron al poder (1947) nuevamente se negó a abandonar a
quienes servía como confesor, director espiritual o maestro.
Fue detenido el 18 de noviembre de 1952 bajo los cargos de "alta
traición" y fue encarcelado en Jilavam, cerca de Bucarest, donde
es torturado. El invierno de 1953 a 1954 fue particularmente terrible
en una de las celdas de la prisión donde se hacinaban más
de cuarenta prisioneros, víctimas del régimen comunista.
Las gélidas temperaturas, unidas a las escasas raciones de
víveres y las deficientes condiciones sanitarias, pesaban sobre
el ánimo de los encarcelados.
Sin embargo, quienes sobrevivieron a aquella prisión, nunca
olvidarían a un anciano de ochenta años, que
contribuyó a despertar su esperanza, y al que consideraron un
enviado de Dios. Les escuchaba, confesaba y ayudaba a rezar, y
levantaba su ánimo. “Si
existo es porque Dios me ama”.
Los comunistas hubieran querido que Ghika confesara ser un
espía del Vaticano y que dejara su fe católica para
unirse a una iglesia ortodoxa manipulada por el régimen, mas no
consiguieron doblegarle y en consecuencia, le condenaron a tres
años de prisión. Fueron 18 meses de un trato brutal,
hasta que finalmente murió en total soledad humana, en la
enfermería de Jilavam el 16 de mayo de 1954. “Para ser perfecto,
es preciso que tus oraciones sean verdaderas acciones y tus acciones
verdaderas plegarias”. Fue beatificado por el Papa Francisco el 31
de agosto de 2013.