Lo que está prohibido es emborracharse, no tomar vino.
Bebe vino con
prudencia,
para que no hagas de la embriaguez
la compañera de tu vida (Tob 4,15).
No
sigas bebiendo agua sola.
Toma un poco de vino, a causa de tu estómago
y de tus frecuentes malestares (1Tim 5,25).
El
mismo Jesús usaba vino durante la comida, como todos los
demás, y nunca prohibió esta costumbre. Basta ver lo que
hizo durante la última cena. El primer milagro consistió
precisamente en cambiar el agua en vino (Jn 2,1-11).
Sin
embargo, si existe un serio peligro de tomar más de lo debido,
es mejor abstenerse completamente. Los que manejan o tienen un papel
destacado en la Iglesia o la sociedad es importante que tengan muy en
cuenta este aspecto.
Todo esto vale también para el baile y tantas otras cosas más. Si todo se hace en orden y con medida, está bien. Si algo se transforma en ocasión de pecado, hay que evitarlo.
Página Principal