VICTOR II
1055-1057 d.C.



   Los romanos querían tener como Papa a un italiano. Hildebrando intervino ante el emperador, que renunció al ejercicio de su derecho para nombrar al Pontífice, pero pidió en cambio la entronización de un Papa alemán. Es así como Gebhard, conde de Hirschberg y Obispo en Franconia, subió al trono de Pedro. Dijo al emperador: "Me entrego en cuerpo y alma a San Pedro y me inclico ante vos; pero a condiciónde que devolváis a Pedro lo que le pertenece". Reunió varios concilios con el fin de promover la reforma eclesiástica y asistió al emperador Enrique III en la hora de su muerte. Falleció en Arezzo, durante uno de sus viajes. La desaparición del Papa y del emperador dejó el trono alemán a la merced de los feudales alemanes que se alzaron contra el poder imperial, aprovechando el periodo de deblidad en que había caído el poder imperial durante los difíciles y borrascosos años de regencia de la mujer de Enrique IV, Inés.

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(Pbro. José Manuel Silva Moreno)