Nació
en Kargow, Polonia, en el seno de una familia noble. Estudio en la
escuela catedralicia de Cracovia para pasar luego a Bolonia donde se
doctoró. Fue un buen latinista y un buen filósofo.
Dirigió a partir de 1189 la misma escuela de Cracovia donde
había estudiado y al mismo tiempo trabajó en la
cancillería del príncipe Casimiro el Justo. Fue nombrado
preboste de la colegiata de Santa María de Sandomierz.
En el 1208,
fue ordenado obispo de Cracovia, no sin dificultades por aquellos que
no querían reformas ni perder sus privilegios. En 1210
convocó un sínodo polaco para tratar las reformas de la
iglesia polaca. Asistió al IV Concilio de Letrán en Roma,
1215, llamado por el Papa.
Le importaba mucho
que el clero estuviera bien preparado y para ello reformó la
escuela catedralicia de Cracovia, e introdujo mejoras en los cabildos y
monasterios de su diócesis. Propagó la devoción a
san Florián y san Estanislao de Cracovia. Escribió la
primera gran obra en lengua polaca. Fue uno de los primeros cronistas
polacos.
Pero detestaba el
aire principesco que rodeaba a los obispos y se sentía incapaz
de hacer las reformas que sentía necesarias. Por ello, en 1218,
diez años después renunció a su cargo e
ingresó en los cistercienses en la abadía de
Jendrzejow. Su culto fue confirmado por Clemente XIII el 18 de
febrero de 1764.