BEATA VERÓNICA NEGRONI DE BINASCO
13 de enero
1497 d.C.



   Nació en Binasco (Lombardía) en el seno de una familia de jornaleros. Se crió en medio del riguroso trabajo campesino; no fue a la escuela. Desde muy joven quiso hacerse religiosa agustina en el convento de Santa María en Milán. Le dijeron que para ingresar tenía que saber leer y escribir, y en este esfuerzo se puso con gran empeño. A pesar de su incultura, a los 23 años ingresó en el convento y en él pasó treinta años de vida religiosa en el humilde oficio de Hermana mendicante, en la que recogía limosnas por la calle de la ciudad.

   En el convento, con grandes esfuerzos, apenas aprendió a leer y escribir. Sin embargo María le reveló en una visión cuál era el camino a seguir para aprender la ciencia divina que lleva a Dios; le reveló los colores de tres letras: la primera, blanca, símbolo de la pureza de corazón que nos hace amar a Dios; la segunda negra, para impedir escandalizarse de las culpas del prójimo; la tercera roja para meditar cada día en la Pasión de Cristo.

   Desde entonces se puso a vivir estas tres letras, y si bien no aprendió nunca a escribir, si supo descifrar el corazón de las personas, y aprendió la sabiduría divina sin haber abierto ningún libro de teología. Sor Verónica maravillaba a cuantos se le acercaban por la audacia de su doctrina. Sor Verónica, estaba en contacto permanente con la gente por el oficio que tenía de pedir limosna de puerta en puerta, pero ella daba más de lo que recibía: el pan que alimenta el alma.

   Por inspiración divina, viajó a Roma a llevarle un mensaje al Papa, Alejandro Vl, el cual supo apreciar en ella, una gran vida mística. La Beata Verónica gozó del don de la profecía. Anunció el día y la hora de su muerte. Expiró serenamente, el 13 de enero de 1497. El Papa León X confirmó su culto en 1517.

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(Pbro. José Manuel Silva Moreno)