BEATO TOMÁS
REGGIO
22 de noviembre
1927 d.C.
Nació en
Génova, en el seno de una familia de nobleza, su padre era el
marqués Reggio. Decidió dejar su vida cómoda, y
dejandolo todo fue ordenado sacerdote en 1841: “Quiero hacerme santo a
toda costa, basando mi vida sobre dos pilares: la oración y la
ascesis”. Fue rector del seminario de Chiavari, luego pasó a la
colegiata de Carignano en Génova como abad mitrado, realizando
un amplísimo apostolado y obras de beneficencia, dirigiendo
también el primer periódico católico italiano el “Estandarte
Católico”, dirigido especialmente a promover los candidatos
católicos en las elecciones. Quiso fundar un partido
político de claro signo católico, pero las circunstancias
y sus superiores le obligaron a abandonar esta idea, e incluso
cerró el periódico, porque a los católicos les fue
dicho, por la jerarquía eclesiática que no debían
votar. Tomás acató las ordenes y prefirió estar en
sintonía con la Iglesia y con el Papa.
En 1877 fue elegido
obispo de Ventimiglia, donde estuvo 15 años y realizó una
gran labor pastoral, convocando tres sínodos diocesanos. Cuando
en 1887 un terremoto sacudió la Liguria, ofreció su ayuda
a los damnificados, poniendo a todos los párrocos a trabajar.
En 1892 fue nombrado arzobispo de Génova, a pesar de que le
había escrito al Papa de que le concediese el retiro por sus
escasas limitaciones. Como obispo de Génova, hizo alarde de
prudencia, sabiduría y celo en el régimen de la
diócesis y terminó con la mala imagen que en aquellos
momentos tenía su diócesis. Convocó el
sínodo diocesano y abrió la facultad de Derecho
Canónico. Ayudó a los obreros y a los emigrantes,
consiguiendo para ellos derechos laborales. Fundó las Hermanas
de Santa Marta que tienen la finalidad de “responder a las necesidades
de todos los tiempos”, acogiendo a los más pobres. Murió
en Triora mientras iba en peregrinación al santuario del
Redentor en el Monte Sccarello, diciendo: “Dios, Dios,
¡sólo Dios me basta!”.