Nació el 8 de junio
de 1910 en Robledino de la Valduerna, provincia de León, diócesis
de Astorga. Pueblo situado en la ribera del río Duerna, a tres escasos
kilómetros del Santuario de la Virgen de Castrotierra. Fueron sus
padres Vicente y Tomasa, labradores de vida sencilla: Familia donde siempre
se rezaba el rosario, como en la mayor parte de las familias.
Bautizaron a Tomás el mismo día de su nacimiento. Fueron seis
hermanos; Tomás, María, Gaspar, Gumersindo y Lucía.
Y con cariño de Hermanos: Ángel, Esteban y José (fallecido
siendo niño) él el mayor. “En la escuela es el primero; en
la Iglesia el más ejemplar”.
Era generoso: compartía con los compañeros todo lo suyo. Su
padre deja escrito: “Dios sembró en él todas las delicias de
un niño y la pureza de un ángel; me pidió que le dejase
ser misionero, y en aquellos momentos, los más penosos para mí
por haber perdido a mi esposa, me opuse a sus deseos ya que Tomás
era el único sostén de la familia, pero me dio tales razones
que yo mismo lo acompañé al seminario que los Misioneros Claretianos
tenían en Plasencia, el día 10 de octubre de 1924”.
Dos años estuvo allí, pasando luego a Don Benito y de allí
al Noviciado de Jerez de los Caballeros, donde hizo su primera profesión
como religioso el 15 de agosto de 1929. Allí mismo en Jerez, comenzó
los cursos de filosofía. Posteriormente pasó a Zafra para proseguir
con los estudios de teología.
Con motivo de la venida de la República, en mayo de 1931, los desmanes
de las turbas, la quema de Iglesias y las amenazas de muerte a sacerdotes
y religiosos, tuvo que pasar un par de meses en su pueblo con la familia.
Fiel a su vocación respondió a la llamada de los superiores.
Faltaban unos días para la fiesta de Santiago, patrón del pueblo.
Podía esperar un poco. Contestó que su fiesta era regresar
al seminario con los Misioneros. Y cuando quisieron convencerle: “mira que
te van a matar”, su respuesta fue tajante: “si tengo que morir. Moriré
por Dios”. Y regresó a Plasencia.
El informe de su director es este: “El Sr. Tomás Cordero es un sujeto
muy recomendable, piadoso, sencillo, obediente, aplicado, dado de veras a
la virtud”.
Recibió la Órdenes Menores en el Teologado de Zafra en diciembre
de 1932. Como testimonio de su amor al Corazón de María sirva
su propio testimonio: “Esclavitud de amor. El esclavo se inclina ante la
Reina, pero el hijo se reclina sobre el pecho de la Madre para disfrutar
allí de las ternuras de su Corazón”.
A primeros de mayo de 1936, huyendo de Zafra, donde las turbas habían
asaltado y saqueado el seminario, llega con sus compañeros a Ciudad
Real. Termina allí el cuarto curso de teología. Está
a un paso del sacerdocio. Se adelantaron los milicianos el 24 de julio de
1936. Después de cuatro días de estar preso en el propio seminario,
y de sufrir toda clase de humillaciones y malos tratos, junto con sus
trece compañeros, en la estación del ferrocarril en Fernán
Caballero, sobre las cinco de la tarde del 28 del 28 de julio de 1936, alcanzó
la gloria del martirio.
Tenía 26 años. Era el mayor en edad y en profesión de
los catorce compañeros Mártires.