SAN TIRIDATE III
29 de noviembre
Siglo IV d.C.



   Junto con  La conversión de Armenia comenzó al inicio del siglo IV, tradicionalmente se ponen la fecha del 301. El rey Tiridate III, apenas había reconquistado el trono, en el 294, se alió con el emperador Diocleciano y, conforme a los usos de la época, quiso rendir homenaje a la diosa Anahite (Diana), que le había sido propicia en esta difícil empresa. Con él ofrecieron dones todos los cortesanos excepto san Gregorio (el Iluminador) que, cuando llegó su turno, lo rechazó, por ser cristiano, explicando al soberano que sólo es el creador del Cielo y de la tierra, el Padre del Señor Jesucristo. Entonces el rey lo hizo torturar durante 25 días y lo encerró en la fosa de “Khor Virap” en la fortaleza de Artashat, llena de reptiles venenoso. Gregorio sobrevivió milagrosamente durante 13 años, alimentado por la Providencia a través de la mano piadosa de una viuda.

   Mientras tanto el emperador Diocleciano intentó seducir a la virgen santa Ripsimes, la cual para sustraerse al peligro, huyó de Roma acompañada de unas 40 compañeras, buscando refugio en Armenia bajo el amparo de abadesa santa Gayana. La belleza de la joven atrajo la atención del rey Tiridates, que quiso hacerla suya. Ante el rechazo de santa Ripsimes, el rey se enfureció y mandó matarla a ella y sus compañeras usando para ello crueles suplicios. Según la leyenda, ante el horrendo delito Tiridate se convirtió en un jabalí salvaje y no pudo recuperar el aspecto humano, sino cuando, obedeciendo un sueño a su hermana santa Khosrovitoukhd, liberó a san Gregorio “el Iluminador” del pozo. Al recobrar su aspecto humano Tiridates comprendió que el Dios de Gregorio era el verdadero y decidió convertirse, junto a su mujer santa Ashkhen, toda su familia y el ejército, y se propuso evangelizar toda la nación. Gregorio y Tiridates recorrieron el país animados del celo por Cristo, destruyendo los lugares de culto pagano y construyendo en su lugar templo cristianos. Gregorio recibió en Cesarea la consagración episcopal, llegando de este modo a ser el primer Kathólicos de la Iglesia armenia.

   Tiridate, para expiar la culpa por la ejecución de santa Ripsimes, construyó una iglesia sobre su tumba en el monte Ararat. En el 324, cayó él también mártir, víctima de una revuelta instigada por algunos nobles armenios que no le habían perdonado el abandono del paganismo. Después de su muerte, Armenia conoció un siglo de guerra y anarquía. La Iglesia armenia lo veneró enseguida como santo, mientras el Martirologio Romano, hasta el momento no hace mención de él. En cambio aparece en la autorizada “Bibliotheca Sanctorum” como santo.

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(Pbro. José Manuel Silva Moreno)