BEATO TIMOTEO DE
MONTICCHIO
1504 d.C.
22 de agosto
En Ocra,
cerca de Fossa dell’Aquila, en el Abruzo, beato Timoteo de Monticchio,
presbítero de la Orden de los Menores, insigne por la austeridad
de su vida y el fervor de su oración. Nació en Monticchio
(L'Aquila), en el seno de una familia campesina. Temiendo los peligros
del mundo se propuso evitarlos y junto con un hermano suyo
ingresó en la Orden de los Hermanos Menores. Ordenado sacerdote,
fue enviado a Campli, provincia de Téramo, con el cargo de
maestro de novicios. Su vida era más celestial que terrena, con
frecuentes visiones de María y de san Francisco y favorecida con
el don de milagros.
De Campli pasó al conventico de San Angel de
Ocre, en la comuna de Fossa, donde permaneció largos
años, hasta su muerte. Toda su vida estuvo tejida de
oración y contemplación, de ejemplo sacerdotal y de
fidelidad heroica a la regla franciscana.
Las virtudes que brillaron en él fueron
especialmente el desprendimiento del mundo, la exacta observancia de la
regla profesada, el fervor en el servicio divino, la meditación
de la pasión de Cristo y una filial devoción a la Virgen
y a san Francisco. Su amor a la soledad era tanto, que sus
conversaciones siempre eran breves, pero siempre llenas de cordialidad
y de bondad.
Tanta era su humildad, que se reputaba siempre el
más pequeño de todos; su obediencia era tan perfecta, que
obedecía inclusive al último de sus cohermanos; para
conservar intacta su pureza, mortificaba su cuerpo con cilicios y otras
austeridades. Tuvo caridad hacia todos; socorría de muchos
modos; asistía pacientemente a los moribundos; era asiduo a las
confesiones y a la dirección espiritual. Con la
predicación anunció en las ciudades y en los poblados
vecinos el mensaje evangélico. A la edad de 60 años, en
el solitario conventico de Sant' Angelo de Ocre se durmió
serenamente en el Señor.