El fundador, Charles Taze Russell, nació en Pittsburg,
Pennsylvania, USA, en 1852. Sus padres eran presbiterianos y él
era adventista. El año 1870 organizó un curso en su
ciudad natal para estudiar la Biblia.
Aquí tuvo la oportunidad de conocer los estudios de un cierto Guillermo Miller, que se referían a la segunda venida de Cristo. Interpretando Daniel 8,14, «Después de dos mil trescientas tardes y mañanas, el santuario será purificado» y dando a cada día el significado de un año, Miller había llegado a la conclusión que el año 1843 Cristo volvería a la tierra, empezando a contar desde el año 457 antes de Cristo, cuando Esdras regresó a Jerusalén con los judíos desterrados en Babilonia.
Reino
milenario
No obstante el rotundo fracaso de Miller, el joven estudiante de la Biblia, Charles Russell quedó impactado por el clima de espera que dichos estudios habían creado en la gente y quiso aprovecharse para fundar una nueva agrupación religiosa. El año 1876 hizo el gran descubrimiento, según el cuál, Cristo había regresado dos años antes en forma espiritual, puesto que espiritualmente había resucitado a los tres días de haber muerto. Se consideró a sí mismo como uno de los siete mensajeros que Dios había destinado a iluminar a los que viven en las tinieblas. Su misión consistía en preparar el reinado milenario de Cristo, que tendría lugar del año 1914 al año 2914. Por lo tanto dedicaría todas sus energías a destruir todos los errores de las religiones existentes.
Propaganda
Para
lograr esto, el año 1879 fundó la revista «Atalaya
y Heraldo de la Presencia de Cristo». Atalaya quiere decir
«Torre de observación», el lugar donde antiguamente
se ponía el centinela, para descubrir cuando un enemigo se
acercaba a la ciudad.
El año 1884 fundó la «Sociedad de tratados de la Atalaya». Mediante las limosnas de los adeptos y las ganancias que sacaba de las publicaciones, logró montar una gran imprenta y empezó a comprar grandes propiedades.
Escándalos
Mientras sus éxitos en campo proselitistas despertaban gran interés en la opinión pública, su conducta dejaba desorientados a muchos seguidores. En 1897 la esposa de Russell alegando crueldad e infidelidad, pidió y consiguió el divorcio. Russell apeló 5 veces, sin conseguir nada. Más tarde tuvo que comparecer ante los tribunales bajo la acusación de vender «trigo milagroso» a sesenta dólares el barril. Aseguraba que iba a producir quince veces más la cosecha del trigo normal; lo que nunca se realizó. Fue condenado a devolver el dinero. Vendió también «frijoles milenarios» y «remedios milagrosos» para curar de apendicitis, tifoidea y cáncer a sus seguidores.
Rotundo
fracaso
Por
fin llegó el esperado 1914, en que Cristo iba a reunir a su
rebaño y dar inicio a un milenio de felicidad. Además,
Jerusalén iba a ser liberada del domino pagano y se
acabarían todas las iglesias, en especial la Iglesia
Católica, todos los gobiernos, los bancos y las escuelas.
Pasó el año y no sucedió nada de lo anunciado. Al
contrario, del año 1914 al 1917 la humanidad fue sacudida por la
primera guerra mundial, que sembró por todos lados muerte y
sufrimiento.
Frente a un fracaso tan rotundo, Russell volvió a estudiar la Biblia, llegando a la conclusión que efectivamente Cristo había regresado el 1914 en forma desapercibida, había luchado contra Satanás y lo había arrojado a otro lugar, donde seguía haciendo el mal.
144
mil elegidos
El
año 1916 murió Russell, mientras viajaba de Los
Ángeles a Brooklyn, donde había establecido el cuartel
general de su movimiento. Le sucedió Rutherford, que se
dedicó a borrar de la mente de los «Testigos de
Jehová» el recuerdo del fundador. Aplazó la segunda
venida de Cristo para 1918. Al no suceder nada especial, dijo que
había hablado del templo espiritual de los 144 mil elegidos al
que Cristo había vuelto para purificarlo.
El año 1919 lanzó la revista quincenal «La edad de oro» que con los años cambiaría de nombre: en 1937 se titularía «Consolación» y en 1946 «Despertad».
Campaña
anticatólica
Desde 1922 Rutherford empezó una campaña diabólica contra la Iglesia Católica transmitiendo conferencias por las emisoras. Para él «el principal enemigo de Dios, y por consiguiente, el más grande enemigo de toda la sociedad, es la organización religiosa romana». Acusaba a la jerarquía católica de ser «la prostituta», «Babilonia la grande», «la madre de todas las abominaciones que hay en la tierra».
Espera
de los patriarcas
En
1920 Rutherford había hecho una profecía
según la cual el año 1925 iban a resucitar los antiguos
patriarcas Abraham, Isaac y Jacob y otros justos del Antiguo
Testamento, para gozar de la plena felicidad en el mundo nuevo, que iba
a empezar precisamente aquel mismo año. Por lo tanto hizo
construir para ellos una magnífica mansión cerca de San
Diego, California, llamada Beth Sarin.
Una vez más llegó la fecha esperada y no sucedió nada. Sin embargo, Rutherford no se desanimó ni dio explicación alguna. Esperó su llegada hasta el 1930, cuando se decidió a ocupar la mansión personalmente, viviendo en ella como un príncipe hasta el día de su muerte, que aconteció el año 1942.
Preparación
de los propagandistas
Le
sucedió en la presidencia de los «testigos de
Jehová» Natan Homer Knorr. Antes que nada trató de
cambiar de táctica en las relaciones humanas, frente a las
fuertes reacciones que de parte de los gobiernos y las iglesias
cristianas habían provocado la actitud descarada de Rutherford,
que tildaba a todos de «satánicos». Aconsejaba
guardar en las conversaciones un tono agradable, tratando de ser
siempre persuasivos y convincentes, nunca indiscretos y
dogmáticos.
A él se le debe la actual organización de los «testigos», la preparación de los misioneros y la fundación de la Escuela Bíblica Gaalad.
DOCTRINA
He aquí algunos puntos más característicos de la doctrina de los Testigos de Jehová.
1.-
Jehová es el nombre de Dios
Respuesta: es falso.
Los
hebreos no usaban vocales. Lo que presenta la Biblia en Éxodo
3,15 como nombre de Dios es un conjunto de cuatro consonantes YHWH, a
las que añadían algunas vocales, que desconocemos puesto
que desde el año 597 (cautividad de Babilonia) se dejó de
pronunciar este nombre para evitar que fuera conocido y profanado por
los paganos. Durante la lectura, cuando se encontraba este nombre, se
hacía un poco de silencio y se continuaba. Después se
usó Adonai (=el Señor)
Nosotros
pensamos que se pronunciaba Yahvé porque así lo
pronunciaban los samaritanos, que se habían separado del Reino
del Sur unos tres siglos y medio antes de la cautividad de Babilonia y
que por lo tanto eran portavoces de una tradición muy antigua.
Los testigos de Jehová, al contrario, se basan sobre la
interpretación que le dieron los masoretas (700-1000
después de Cristo), un grupo de sabios que añadieron unos
signos a base de puntuación a las consonantes para expresar las
vocales. Estos sacaron las vocales de la palabra «Adonai»
(Señor), para formar la palabra Jehová, cambiando la
primera «a» en «e».
Para nosotros de todos modos, se trata de una discusión inútil, puesto que Jesús nos enseñó a llamar a Dios con el nombre de «Padre» y San Juan nos dio una nueva definición de Dios, diciendo que Dios es «Amor»
2.-
No existe la Trinidad
Según
ellos, existe un solo Dios y en Dios hay una sola persona. La Trinidad
es un mito pagano al estilo egipcio: Osiris-Horus-Isis, o al estilo
hindú: Brahma-Visnú-Siva.
Para nosotros la Santísima Trinidad representa una verdad claramente manifestada en la Biblia, que no tiene nada que ver con el hinduismo o el paganismo egipcio.
3.-
Jesucristo no es Dios
Según
los testigos de Jehová, Jesucristo es «un dios»,
pero no «Dios». Es la primera creatura hecha por Dios. Es
el Hijo unigénito de Dios en el sentido que fue creado
directamente por Dios. Todas las demás cosas fueron creadas por
medio de él. Así que, antes de nacer como hombre en la
tierra, sirvió en los cielos como «la Palabra», es
decir el «vocero» de Dios. Así interpretan Jn 1,1;
Jn 1,3; Jn 14,28; Col 1,15. Para Russell» es el arcángel
San Miguel; para Rutherford y otros es un dios creado.
Respuesta: Los testigos de Jehová están completamente equivocados. En efecto, Jesús no puede ser «un dios», puesto que existe un solo Dios. Por lo tanto la verdadera traducción de Jn 1,1; es la siguiente:
En
el principio era el Verbo,
el Verbo estaba con Dios
yel Verbo era Dios.
Por
lo referente a Jn 14,28, «el Padre es mayor que yo», la
interpretación es la siguiente: el Padre es el origen de todo y
el que planea todo, mientras el Hijo viene del Padre y es el que
ejecuta sus planes. En este sentido el Padre es mayor que el Hijo.
Además, como hombre, es inferior al Padre.
Otras citas bíblicas que nos presentan a Jesús como Dios,
pueden ser las siguientes:
Son descendientes de los patriarcas, y por raza Cristo también es uno de ellos, el que, como Dios, está sobre todo. Bendito sea Él para siempre: Amén (Rom 9,5).
Él, que era de condición divina, no se aferró celoso a su igualdad con Dios, sino que se rebajó a sí mismo hasta someterse a la muerte, y una muerte de cruz (Filip 2,6).
Yo y mi Padre somos una misma cosa (Jn 10,30).
Todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío (Jn 17,10).
Yo soy el primero y el último (Ap 1,17).
Señor mío y Dios mío (Jn 20,28).
Además se puede reflexionar en Jn 8,21-59, en que Jesús se atribuye la misma definición de Dios (yo Soy), que encontramos en Ex 3,14. Léanse también 2Pe 1,1; Tit 1,3; 2,13; Jn 14,9; 16,28; 10,33. Precisamente por declararse Dios lo condenaron (Mt 26,63-67; Mc 14,61-64). ¿Sería posible que Jesús diera la vida por defender una mentira tan grande?
4.- Jesucristo no resucitó con el cuerpo
«El cuerpo humano del Señor fue quitado de la tumba por el poder de Dios» (El Arpa de Dios, p. 169). «Si se disolvió en gases o si todavía se halla preservado en algún lugar... nadie lo sabe» (Estudios en las Sagradas Escrituras, pp. 120-130). Esta era la opinión de Russell. Su sucesor, Rutherford, opinaba que tal vez «el Señor lo haya preservado en algún lugar para exhibirlo al mundo durante la Edad Milenaria» (El arpa de Dios, p. 170).
Como respuesta, basta recordar cómo todo el Evangelio, en sus distintos relatos sobre la resurrección de Jesús, trata de inculcar claramente la idea de que Cristo resucitó con el cuerpo.
Estaban atónitos y asustados, pensando que veían a un espíritu. Les dijo Jesús: «¿Por qué se asustan tanto? ¿Por qué les vienen estas dudas? Miren mis manos y mis pies; soy yo. Tóquenme y fíjense bien que un espíritu no tiene carne ni huesos, como ustedes ven que yo tengo». Y al mismo tiempo les mostró sus manos y sus pies. Y como en medio de tanta alegría no podían creer y seguían maravillados, les dijo: «¿Tienen aquí algo de comer?». Ellos le ofrecieron un pedazo de pescado asado y Él lo tomó y locomió ante ellos (Lc 24,37-43).
Más claro, no se puede. Pero el grande problema de los testigos de Jehová es su cerrazón de mente y corazón. Una vez encaminados por el sendero de la mentira y la soberbia, ya no ven nada ni oyen nada. Agachan la cabeza y siguen adelante en búsqueda de algún ignorante más que engañar. Es su sistema. No buscan la verdad, sino a gente que engañar, ilusionados por un porvenir radiante hecho de gloria y de dominio, reservado solamente para ellos «los testigos de Jehová». ¡Pobres ciegos, que se hacen guías de otros ciegos! Acuérdense de la maldición reservada para los que quieren cambiar el Evangelio:
Aunque viniéramos nosotros mismos o viniera del cielo algún ángel para anunciarles el Evangelio de otra manera que lo hemos anunciado, ¡sea maldito! (Gál 1,8).
En efecto, el problema de Cristo y su resurrección es algo fundamental para nuestra salvación. No se trata de un adorno o detalle bonito. El mismo San Pablo lo afirma con toda claridad:
Si Cristo no resucitó, el mensaje que predicamos no vale para nada, ni tampoco vale para nada la fe que ustedes tienen. Si esto fuera así, nosotros resultaríamos ser testigos falsos de Dios (1Cor 15,14-15).
Así que... con mucho cuidado, mis queridos «testigos de Jehová». No hay que hablar por hablar, sino que hay que saber lo que se dice para atenerse a las consecuencias. No vaya a suceder que algún día, en lugar de encontrarse a gozar con Dios, vayan a caer en las manos de Satanás. Lo repito: lo referente a Jesucristo no es un juego, sino es cuestión de vida o de muerte:
Simeón los felicitó y después dijo a María, su madre: «Mira, este niño debe ser causa tanto de caída como de resurrección para la gente de Israel. Será puesto como una señal que muchos rechazarán» (Lc 2,34).
Y
ustedes, por lo que se ve, aceptan más bien el Dios del Antiguo
Testamento, que el Dios del Nuevo Testamento. Claro que no hay
oposición. Pero el verdadero concepto de Dios lo encontramos
solamente en el Nuevo Testamento, que nos presenta la plenitud de la
Revelación. Si se quedan tercos con su Antiguo Testamento, sin
fijarse en las luces que encontramos en el Nuevo se quedarán
ciegos que pretenden guiar a otros ciegos, buscando una infinidad de
artimañas para justificar sus doctrinas completamente al margen
del dato revelado, que ningún conocedor de la Biblia, por
modesto que sea, nunca podrá tragarse.
Acuérdense: solamente aceptando a Cristo en su verdadera realidad, podremos acercarnos a Dios. Nada de San Miguel Arcángel o un dios creado. Jesucristo es el Hijo de Dios, de la misma naturaleza que el Padre, que murió y resucitó de veras para nuestra salvación. Todo lo demás es cuento de hadas (1Tim 4,7), sin ningún fundamento en la Biblia.
5.- El Espíritu Santo no es Dios
«El espíritu santo es el poder activo del Todopoderoso Dios, que impulsa a sus siervos a hacer su voluntad» (Sea Dios veraz, p. 106). «En cuanto al Espíritu Santo, la llamada tercera persona de la Trinidad, ya hemos visto que no es una persona, sino la fuerza activa de Dios» (La Verdad que lleva a la Vida Eterna, p. 24).
Llevados por el concepto de Dios que encontramos en el Antiguo Testamento, sin tener en cuenta los nuevos horizontes que presenta el Nuevo Testamento, no pueden llegar a otra conclusión. Una vez más tienen que cerrar los ojos frente a textos clarísimos del Nuevo Testamento, donde se nos presenta al Espíritu Santo con todas las características de una persona y no de una fuerza, como maestro e intercesor.
En adelante, el Espíritu Santo Defensor, que el Padre les enviará en mi nombre, les va a enseñar todas los cosas y les va a recordar todas mis palabras (Jn 14,26).
El propio Espíritu ruega por nosotros, con gemidos y súplicas que no se pueden expresar (Rom 8,26).
Léanse también los siguientes textos bíblicos, para convencerse de que el Espíritu Santo es una persona divina y no simplemente una fuerza de Dios: Hech 28,25-27; Heb 3,7-9; 2Pe 1,21; 1Cor 12,4-11.
6.-
María no es Madre de Dios
Claro, si Jesús no es Dios, su madre no puede ser la madre de Dios. Un error viene de otro. Una vez aclarado que Jesús es Dios, evidentemente, María es madre de Dios
7.-
La congregación de los testigos de Jehová es la verdadera
Iglesia de Cristo
Según
ellos, la Iglesia fundada por Jesús degeneró hasta ser
una de las organizaciones, que utiliza el demonio para perder a la
humanidad. No existe en la Iglesia ninguna jerarquía: sacerdotes
y laicos, todos son iguales. Pedro y sus sucesores no tienen ninguna
autoridad sobre los demás miembros de la Iglesia.
Es
deber primordial de cada testigo de Jehová luchar en contra de
la Iglesia de Cristo, ya degenerada, hasta acabar con ella. Por lo
tanto, hay que salir de ella, puesto que pronto será destruida
(Ap 18,4).
La
única Iglesia que salva, es la «Casa espiritual de
Israel», que comenzó a existir en 1874 y es la
Congregación de los testigos de Jehová.
8.-
No se debe celebrar la Navidad
Los
testigos de Jehová afirman que está prohibido celebrar la
Navidad, porque no se encuentra en la Biblia la fecha del nacimiento de
Cristo.
Es
como decir: «Puesto que no se encuentra tu acta de nacimiento, no
te vamos a hacer tu fiesta de cumpleaños».
Los
primeros cristianos no pensaron así. Desde el siglo cuarto se
empezó a celebrar esta fiesta el día 25 de diciembre,
teniendo en cuenta el hecho que desde el 25 de diciembre el día
se hace más largo y el sol dura más tiempo alumbrando la
tierra. Siendo Cristo nuestra luz (Jn 9,5), se consideró
oportuno hacer coincidir el recuerdo del nacimiento de Jesús con
la fecha en que aumenta la presencia del sol con relación a la
tierra.
En realidad lo que celebramos el 25 de diciembre, no es una fecha, sino un acontecimiento, es decir, el nacimiento de Jesús como hombre. De todos modos, investigaciones más recientes han descubierto que el 25 de diciembre representa una fecha histórica (Cf. «Navidad», p. 331-332).
9.-
El alma muere con el cuerpo
Como
en tantos otros aspectos, se fundan en ciertos textos bíblicos,
tomados aisladamente del Antiguo Testamento, cuando todavía la
Revelación no había alcanzado la plenitud.
Para
ver qué dice la Biblia sobre ciertos temas, hay que examinar
todos los pasajes bíblicos que se relacionan con dicho tema y no
fijarse solamente en uno que otro texto aislado.
Para aclarar este problema, veamos algunos textos tomados del Antiguo y del Nuevo Testamento:
Dios creó al hombre para que no pereciera y lo hizo inmortal como es Él (Sab 2,23).
El polvo vuelve a la tierra, donde estaba antes, mientras el espíritu regresa a Dios, porque Él es quien lo dio (Ec 12,7).
No teman a los que pueden matar el cuerpo, pero no el alma; teman más bien al que puede echar el alma y el cuerpo al infierno (Mt 10,28).
Hoy estarás conmigo en el paraíso (Lc 23,43).
Las almas de los justos están en las manos de Dios, donde no los alcanza ningún tormento (Sab 3,1).
Desearía partir y estar con Cristo (Filip 1,23).
Si muriendo el cuerpo, todo se acaba, ¿cómo San Pablo podrá estar con Cristo, después de muerto? Lo mismo con relación al buen ladrón y a las almas de los justos. El estar con Cristo o gozar después de la muerte es igual que ir al paraíso.
10.-
No existe el infierno
Reduciendo
el concepto del infierno a las palabras Sheol en hebreo y hades en
griego (Usted puede..., pp. 82-85), que significan lugar de los
muertos,concluyen que el infierno no es eterno y corresponde a la
simple sepultura donde se pone el cadáver.
Lo
mismo hacen, examinando las palabras gehena y lago de fuego, identificando
la gehena con el basurero de Jerusalén y el lago de
fuego con una expresión simbólica que según ellos
significaría completa destrucción .
Como siempre, los testigos de Jehová son unos verdaderos maestros en el arte de la manipulación. Pues bien, sepan que, para entender qué es el infierno según la Biblia, no basta examinar solamente ciertas palabras tomadas en sentido literal o dándoles un sentido simbólico arbitrario (Lago de fuego = completa destrucción ), sino que es necesario buscar en la Biblia todo lo que se refiere al concepto de un castigo definitivo y eterno, presentado bajo formas de imágenes tomadas de la vida diaria (gusano que no muere, fuego que no se apaga, llamas inextinguibles, fuego eterno y desesperación, perdición eterna). Bastan unos cuantos ejemplos a este respecto.
El gusano que los devora no morirá, y el fuego que los quema no se apagará, y todos se sentirán horrorizados al verlos (Is 66,24).
Él tiene en sus manos el harnero y limpiará su trigo, que guardará en sus bodegas, quemando la paja en un fuego que no se apaga (Mt 3,12).
Y los arrojará el horno ardiente, donde habrá llanto y desesperación (Mt 13,50).
Si tu mano o pie te arrastra al pecado, córtatelo y tíralo lejos; pues es mejor para ti entrar en la Vida manco o cojo, que ser echado al fuego eterno con tus dos manos y tus dos pies (Mt 18,8).
Lo castigará con la más grande severidad y lo tratará como a los hipócritas: ahí habrá llanto y desesperación (Mt 24,51).
Al mismo tiempo, dirá a los que estén a la izquierda: ¡Malditos, aléjense de mí, vayan al fuego eterno que ha sido destinado para el diablo y para sus ángeles! (Mt 25,41).
Ser arrojado al infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga. Pues el mismo fuego los conservará (Mc 9,47-49).
Serán condenados a la perdición eterna lejos del rostro del Señor y de su poderosa gloria (2Tes 1,9).
Así que... mis queridos testigos de Jehová, el infierno, es decir un castigo definitivo y eterno, sí que existe según la Biblia, aunque a ustedes no les guste y quisieran verlo desaparecer como el basurero de Jerusalén. Sus artimañas bíblicas lograrán engañar a los más ignorantes, pero no a los que conocen algo de la Biblia y tanto menos al mismo Dios, que tiene preparada una felicidad eterna para los que lo buscan con un corazón sincero y un castigo eterno para los que «aman y practican la mentira» (Ap 22,15). Como hacen ustedes, precisamente.
11.-
Está cerca el fin del mundo
Es una trampa que usan mucho los testigos de Jehová para atemorizar a la gente y atraerla hacia su organización. Lo mismo hacen muchas otras sectas, sin ningún respeto por la verdad. A este respecto, lo que dice la Biblia es muy claro: Nadie conoce el día.
En cuanto se refiere el día y a la hora, no lo sabe nadie, ni los ángeles de Dios, ni siquiera el Hijo, sino sólo el Padre (Mt 24,36: Cf Mc 13,32).
Cuando
la Biblia habla de que estamos en los «últimos»
días, tiempos, o en la última hora (Hech 2,17; 1Jn 2,18),
quiere decir que estamos viviendo en la última etapa de la
Historia de la Salvación , que precisamente empezó el
día de Pentecostés. Desde entonces hasta el fin del
mundo, se desarrollará la vida de la Iglesia en su lenta
maduración sin ningún cambio substancial.
En efecto, los textos bíblicos que hablan de «últimos» días, fueron escritos ya hace casi dos mil años. Así que empezaron desde entonces y todavía no ha llegado el fin del mundo. Sacarlos ahora para decir que llegó el fin del mundo, es un claro engaño que puede despistar solamente a gente ignorante.
Por poco que uno conozca la Biblia, se da cuenta de inmediato que se trata de mala fe y puro interés por hacer proselitismo.
12.-
144 mil.
Según
los testigos de Jehová, solamente 144 mil irán al cielo;
los demás, aunque se porten bien, se quedarán a gozar en
la tierra.
Todo
esto es falso. En realidad, lo que encontramos en Ap 7,4-8 y en Ap
14,1, se refiere solamente al Antiguo y al Nuevo Pueblo de Dios.
Además, se trata de número simbólicos: 12
(plenitud) x 12 x 1000 (gran cantidad). Quiere decir que, no obstante
todos los problemas y las infidelidades, el plan de Dios tuvo
éxito, puesto que muchísima gente alcanzó la
salvación en el Antiguo y en el Nuevo Pueblo de Dios.
Pero después añade:
Después de esto vi un gentío inmenso, imposible de contar, de toda nación raza, pueblo y lengua, que estaban de pie delante del trono y del Cordero, vestidos de blanco. Llevaban palmas en las manos (Ap 7,9).
Así que no es cierto que solamente 144 mil irán al cielo, mientras los demás se quedarán en la tierra. Habrá muchísima gente que, sin pertenecer ni al Antiguo ni al Nuevo pueblo de Dios, alcanzará la salvación, obedeciendo a los dictados de su conciencia (1Tim 2,4; Hech 14,16-17; Hech 17,27; Rom 2,15).
13.-
No existen los sacramentos
Practican
el bautismo en agua como señal de que, a ejemplo de Cristo, el
creyente está decidido a cumplir con la voluntad de Dios. Claro
que esto no es el sentido bíblico del bautismo.
Una
vez al año celebran la «Cena del Señor», pero
como cena de liberación, al estilo del Antiguo Testamento,
cuando se celebraba la Cena Pascual. Pan y vino son solamente memoria
de Cristo. Si fueran realmente Cuerpo y Sangre de Cristo, al comerlos
seríamos «antropófagos».
Con relación al sacerdocio, todos los testigos de Jehová se consideran «Nación Santa» y «Sacerdocio Real».
Acerca
del matrimonio afirman que se trata de un vínculo por
toda la vida y es algo importante. Sin embargo, admiten el divorcio,
cuando un cónyuge es infiel. «Solamente la parte inocente
tiene derecho a decidir si quiere o no el divorcio».
La Iglesia Católica no admite ninguna excepción, basándose en lo que dijo Jesús:
¿No han leído que el Creador en el principio, los hizo hombre y mujer y dijo: «El hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá con su mujer y serán los dos uno solo»? De manera que ya no son dos, sino uno solo. Pues bien, lo que Dios ha unido el hombre no puede separarlo (Mt 19,4-6).
ORGANIZACIÓN
1.-
Un presidente tiene la autoridad suprema.
2.-
Siguen siete servidores regionales que se reparten la tierra.
3.-
Después vienen ciento cincuenta siervos de distrito.
4.-
Por último en la jerarquía están los siervos
de compañía.
5.- Cada testigo es sacerdote.
No tienen templos, sino salones para el estudio y el culto. Se llaman «Salones del Reino». Se reúnen cuatro veces por semana. Dos reuniones están dedicadas al estudio de la Atalaya; una a las técnicas de propaganda y la cuarta al servicio religioso.
El secreto de su éxito propagandístico consiste en.
•
Fanatizar a su gente, cerrándola a cualquier influjo exterior.
Su lema es «hablar y nunca escuchar».
•
Considerarse todos como responsables de la extensión del
movimiento.
• Poderosa organización económica, encaminada a difundir sus ideas, utilizando de una manera especial libros y revistas.
Por lo general, los testigos de Jehová tienen poca preparación en campo bíblico. Se aprenden de memoria unos pasajes clave, completamente desconectados del contexto e interpretados a su modo, para confirmar sus teorías y hacer creer a sus oyentes que su religión es falsa. Y así se lanzan a trabajar de casa en casa, buscando siempre a gente religiosamente ignorante y por lo general decepcionada de la vida. Les hablan de un destino feliz, a condición que dejen su religión y acepten ser «Testigos de Jehová». Claro que algunos caen, y sigue el círculo. Los ponen a estudiar y los entrenan para seguir buscando a otros.
Conclusión
Cristo
dijo: «La verdad los hará libres» (Jn 8,32). Por lo
tanto, en la medida de lo posible, hay que buscar la forma de
prepararse bien en campo bíblico y dialogar con los testigos de
Jehová. Si su éxito consiste en el quedarse cerrados a
cualquier influjo exterior, su fracaso como movimiento
consistirá en abrirlos al diálogo y a la verdad. Y en
esto precisamente está nuestro reto y nuestra misión.
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(Pbro. José Manuel Silva Moreno)