TE DEUM
A
Ti, oh Dios, te alabamos,
a
Ti, Señor, te reconocemos.
A
Ti, eterno Padre,
te
venera toda la creación.
Los
ángeles todos, los cielos
y
todas las potestades te honran.
Los
querubines y serafines
te
cantan sin cesar:
Santo,
Santo, Santo es el Señor,
Dios
del universo.
Los
cielos y la tierra
están
llenos de la majestad de tu gloria.
A
Ti te ensalza
el
glorioso coro de los apóstoles,
la
multitud admirable de los profetas,
el
blanco ejército de los mártires.
A
Ti la Iglesia santa,
extendida
por toda la tierra,
te
aclama:
Padre
de inmensa majestad,
Hijo
único y verdadero, digno de adoración,
Espíritu
Santo, Defensor.
Tú
eres el Rey de la gloria, Cristo.
Tú
eres el Hijo único del Padre.
Tú,
para liberar al hombre,
aceptaste
la condición humana
sin
desdeñar el seno de la Virgen.
Tú,
rotas las cadenas de la muerte,
abriste
a los creyentes el Reino de los Cielos.
Tú
sentado a la derecha de Dios
en
la gloria del Padre.
Creemos
que un día
has
de venir como juez.
Te
rogamos, pues,
que
vengas en ayuda de tus siervos,
a
quienes redimiste con tu preciosa sangre.
Haz
que en la Gloria eterna
nos
asociemos a tus santos.
Salva
a tu pueblo, Señor,
y
bendice tu heredad.
Sé
su pastor
y
ensálzalo eternamente.
Día
tras día te bendecimos
y
alabamos tu nombre para siempre,
por
eternidad de eternidades.
Dígnate,
Señor, en este día
guardarnos
del pecado.
Ten
piedad de nosotros, Señor,
ten
piedad de nosotros.
Que
tu misericordia, Señor,
venga
sobre nosotros,
como
lo esperamos de Tí.
En
Tí, Señor, confié,
no
me veré defraudado para siempre.
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(Pbro. José Manuel Silva Moreno)