BEATO SIMÓN KIM
GYE-WAN
29 de enero
1802 d.C.
Se le
conocía como “Baek-sim”, y había nacido en el seno de una
familia de estracción humilde de Seúl. Trabajaba en un
negocio propio en Seúl. En 1791, el beato Tomás Choe
Pil-gong le hizo llegar algunos libros católicos;
leyéndolos decidió convertirse al cristianismo y fue
bautizado por el catequista el Beato Juan Choe Chang-hyeon.
Fue arrestado durante
la persecución Sinhae, que había arreciado al año
siguiente de su conversión, pero fue liberado porque
apostató. De regreso a su casa, se arrepintió y se puso a
vivir su fe con intenso fervor.
Cuando terminaba el
1794, Simón y algunos compañeros buscaron un refugio
seguro al misionero chino, el Beato padre Jacobo Zhou Wen-mo. Junto a
otros fieles, formaron una comunidad en la que estudiaban la doctrina
de la Iglesia. Además, ejercía de acólito del
padre Jacobo, cuando les administraba los sacramentos.
En diciembre de 1800,
el beato Tomás Choe, que había sido quién le
habló por primera vez del cristianismo, fue arrestado.
Simón se escondió en casa de la beata Juliana Kim Yeon-i,
hasta que su nombre apareció por la delación, en los
interrogatorios, de algunos cristianos más débiles... por
ello en la primavera de 1801, tuvo que dejar su escondite y huir de un
lugar a otro.
Mientras tanto, su
anciano padre fue arrestado por la policía. También
él, al final, cayó en manos de las autoridades. Esta vez,
durante los fuertes interrogatorios, permaneció firme en su fe.
Cuanto más le presionaban, más se crecía en su fe
religiosa. Fue trasladado al Ministerio de Justicia de Seúl y
allí fue torturado y condenado a muerte y declaró: “Soy
un hombre ignorante, pero estoy profundamente convencido de la
religión católica y he creído en ella durante
muchos años. Aunque ahora estoy siendo cruelmente torturado, no
tengo la más mínima intención de cambiar de idea.
Creo verdaderamente lo que mi religión me enseña”.
Así, el 29 de
enero de 1802, junto con el catequista Gervasio Son Gyeong-yun, Carlos
Yi Gyeong-do, Bernabé Jeong Gwang-su y Antonio Hong Ik-man,
fueron decapitados en la Pequeña Puerta Occidental o Saenamnteo
en Seúl.
Forma parte del grupo de 124 mártires coreanos, capitaneados por
Pablo Yun Ji-chung, y que han sido beatificados por el Papa Francisco
el 16 de agosto de 2014 durante su primer viaje apostólico a
Corea del Sur.