SAN VIRGILIO DE SALZBURGO
27 de noviembre
784 d.C.



   Natural de Irlanda. Abad de un monasterio irlandés, que peregrinó a Tierra Santa. Al volver fue llamado a Francia por el rey Pipino el Breve, que después de la conquista del ducado de Baviera, necesitó misioneros. Fue a Salzburgo a misionar, y gobernó la diócesis como si fuera su obispo y por ello recibió muchas críticas. Por fin fue nombrado obispo de Salzburgo en el 755. Bajo su mandato esta diócesis y toda Baviera tuvieron una gran vitalidad espiritual. Mandó construir la catedral dedicada a San Ruperto, que inauguró en el 774.

   Se le venera como el apóstol de Carintia. Está considerado como uno de los más grandes intelectuales de aquella época y se le conoció como “el Geómetra”. Honrado y después olvidado.  Cuatrocientos años después de su muerte, un incendio destruyó la catedral, en las excavaciones para la reconstrucción, apareció su sarcófago. Y como si Virgilio fuese apenas fallecido, se difundieron sus milagros, empezó a reunirse gente en oración. La figura del obispo de la ciudad emergió del silencio y se pidió la canonización. En el 1230 empezó el proceso canónico, se recogieron testimonios para enviar a Roma. En 1233, Gregorio IX proclama santo al obispo Virgilio. En 1740 su nombre apareció en el Martirologio Romano. Patrón de la diócesis de Salzburgo.

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(Pbro. José Manuel Silva Moreno)