SAN VIGILIO DE TRENTO
26 de junio
405 d.C.
Patricio
romano que estudió en Atenas y se estableció en Trento;
obispo de Trento. Mantuvo correspondencia con san Ambrosio de
Milán, a quién le pidió consejo para la
evangelización de la región que abarcaba su
diócesis. San Ambrosio, obispo de Milán, tenía en
aquella época tenía la autoridad sobre todo el norte de
Italia: en el momento del nombramiento de Vigilio (último
decenio del siglo IV) el papa es san Siricio, enérgico defensor
del primado de Roma sobre toda la comunidad cristiana. (En aquella
época, escribió al obispo de Tarragona, afirmando: “El
apóstol Pedro en persona sobrevive en el obispo de Roma”).
Aunque dejó que Ambrosio se encargara del norte de Italia, donde
la estructura cristiana esta bastante consolidada. Vigilio, era el
tercer obispo de Trento; parte importante de su territorio está
sin evangelizar. Le falta personal preparado, así que le
pidió a Ambrosio que le enviase misioneros eficaces. Ambrosio
los encuentra y se los envía. Son orientales, de Capadocia
(región de la actual Turquía), osea de un área que
estaba dando a la Iglesia apóstoles y maestros. Llegaron al
Trentino estos tres santos orientales: Sisinio, Martirio y Alejandro su
hermano.
El obispo Vigilio les confió la predicación
en el Val di Non. La evangelización debía hacerse con la
Palabra, la vida a través del ejemplo, la amistad y la caridad
sin distinción. Los tres fueron eficaces y a este modo de
evangelización unieron que socorrieron a todos, fueron amigos de
todos y acogieron a todos en la casa que contruyeron. Después de
10 años sobrevino la crisis: el martirio de los tres
misioneros.
Vigilio recogió sus restos; aún más
ante la tragedia, su estilo de evangelizador no cambia. Honrados los
mártires, se opuso resueltamente al castigo de los culpables:
los perdonó y después pidió en persona la gracia
al emperador Honorio (que en aquella época era un muchacho y en
su nombre gobernaba el general Estilicón). Su gesto pastoral lo
resume en una carta “venceré sucumbiendo”. Mandó parte de
las reliquias de los mártires a Constantinopla, que las
recogió san Juan Crisóstomo; y a Milán donde las
recibió san Simpliciano sucesor de san Ambrosio.
No sabemos como murió Vigilio un relato
tardío, que habla de martirio, no convence a los estudiosos. Una
leyenda del martirio dice que se le mató a golpes de zueco en la
Val Rendana por los paganos, adoradores de Saturno, al haber derribado
una estatua del dios. Otras versiones dicen que murió por el
golpe de un zueco dado por una mujer. Maestro espiritual de san Remedio
de Trento. Sus restos están en la catedral de Trento.
Patrón de Trento.