SAN VARDAN MAMIKONIAN
(Iglesia Armenia)
5 de agosto
454 d.C.
Armenia está dotada de un rico patrimonio cultural, se
destacó como la primera nación en adoptar el cristianismo
como religión oficial en los primeros años del siglo IV
(la tradición indica que esto pasó en el año 301).
Aunque Armenia es un estado constitucional secular, la fe cristiana
desempeña un papel importante en su historia y en la identidad
del pueblo armenio.
Tan importante como lo
era en el siglo V cuando estaban bajo el yugo persa, quienes intentaban
de encontrar la forma de que los armenios asumieran toda su cultura,
pero vieron que no iban a poder llegar a sus propósitos, porque
para aquellos, aparte de la cultura, el mayor impedimento era su fe
cristiana. Los persas eran mazdeístas, adoraban al fuego, el rey
Yaztikert II de Persia ordenó a los armenios renunciar al
cristianismo y convertirse al mazdeísmo, y les promete
aliviarlos de los impuestos como premio.
Viendo las ventajas
que tendrían desde el punto de vista político, alguno
príncipes armenios junto con el gobernante nombrado por los
persas, Vasak Siuní, deciden aceptar esta proposición y
renegar del cristianismo, temiendo que ellos no iban a poder enfrentar
una confrontación con los persas. La mayoría de los
príncipes y el pueblo, sin embargo, presienten el peligro de la
apostasía y la probabilidad de perder su identidad armenia.
Como respuesta a la
oferta el cuerpo eclesiástico escribe una carta de rechazo al
shah de Persia, en donde especifica: “Nuestra deuda y obligación
es someternos y servir al gobierno del shah; sin embargo, en los
asuntos espirituales, nosotros nos sometemos a Dios. No servimos a los
elementos de la tierra, ni tampoco adoramos al sol, ni a la luna, ni al
viento, ni al fuego. He aquí que nosotros estamos totalmente en
sus manos, hagan lo que quieran con nosotros. De vuestra parte
sufrimientos, de la nuestra, paciencia. Pero de esta fe (cristiana)
nadie nos puede apartar, ni los ángeles ni los hombres”.
Ante esta respuesta
tan categórica el shah de Persia envía un gigantesco
ejército hacia Armenia, para obligarles por la fuerza a cambiar
de religión. Al mando del ejército y del pueblo armenio
se encuentra Vardan Mamikonian.
Vardan príncipe
de la familia Mamikonian fue hijo de Hamazasp y Dustr, hija de San
Isaac, katholikós (arzobispo) armenio. Fue educado por su santo
abuelo en la piedad y en la fe cristiana, y especialmente en el
conocimiento de la Sagrada Escritura, como testimonia el
historiógrafo Lázaro Parpeci. A su vez como padre de
familia, educó cristianamente a su única hija, Susana,
quien con el tiempo logró ser mártir y santa. No menor
fue su ánimo y la habilidad en el arte militar; en efecto
combatió toda su vida en el ejército persa sobre el
frente oriental, mereciendo el reconocimiento del mismo rey persa.
«Como narra el
historiador Eliseo, en vísperas del enfrentamiento, a los
soldados los exhortaron a defender la fe con estas palabras: "Quienes
creían que el cristianismo era para nosotros como un vestido,
ahora sabrán que no podrán arrebatárnoslo, como no
nos pueden quitar el color de la piel". Se trata de un testimonio
elocuente del valor de esos creyentes: morir por Cristo significaba
para ellos participar en su pasión, afirmando los derechos de la
conciencia. No podía permitirse renegar de la fe cristiana, que
el pueblo consideraba como el bien supremo. Este valiente soldado y sus
compañeros son martirizados en la batalla de Avarayr (año
451)».
El clero armenio también sale al campo de batalla bajo el mando
del katholikós Hovsep. En el transcurso de ésta, se
destaca por su valentía y sus fervientes mensaje
patrióticos el sacerdote Ghevond Ierents, que, después de
la batalla, en el 454, fue llevado a Persia junto con Hovsep y otros
eclesiásticos, y con la orden del Shah, fueron decapitados. Los
armenios pierden la batalla de Vardanants, sin embargo, en las
montañas continúan los enfrentamientos. Finalmente, el
shah persa se da cuenta que es imposible hacer cambiar de
religión en forma violenta a los armenios.