SAN EUGENDO DE CONDAT
1 de enero
510 d.C.
Nació en Izernore (Francia). Su padre era presbítero.
Había entrado en la abadía de Condat a los seis
años, como oblato, y allí se quedó hasta que
murió con 71 años. Se educó bajo la
dirección de los fundadores de la abadía, los santos
hermanos Romano y Lupicino. Cuando murieron, Eugendo fue nombrado
coadjutor del abad Minausio y cuando éste fue depuesto, fue
elegido el cuarto abad de Condat, dejando su nombre de Saint-Oyend
(cambiado luego en Saint-Claude; se dedicó con gran
empeño en promover la vida monástica.
Su vida fue muy
austera y estaba tan apartado de las pasiones, que parecía
incapaz de experimentar la ira. Eugendo, que no reía nunca y sin
embargo, “llevaba la alegría reflejada en el rostro”, era muy
versado en griego, en latín, en el conocimiento de la Sagrada
Escritura, y fue un gran promotor de los estudios en su monasterio; a
pesar de ello, todos los ruegos no consiguieron persuadirle a aceptar
la ordenación sacerdotal. Fue un místico y amigo de
largas oraciones, además era de trato delicadísimo.
Tuvo fama de exorcista. Según la biografía “La Vida de
los Padres del Jura”, el primitivo monasterio de Condat, fundado
por san Romano, que estaba construído de madera, se
incendió, Eugendo construyó uno nuevo de piedra,
así como una iglesia dedicada a los santos Pedro, Pablo y
Andrés, también le añadió nuevos edificios
como el refectorio y dormitorio común.
Su devoción no hizo sino aumentar durante su última
enfermedad. Habiendo convocado a aquel de sus hermanos que él
había nombrado para ungir a los enfermos, Eugendo le
pidió, según la costumbre de la época, que le
ungiera el pecho, y entregó su alma a Dios cinco días
más tarde. Se piensa que el monje que le administró la
Unción, era san Vivenciolo, y que fue él, cediendo a la
insistencia de dos monjes de la abadía de San Mauricio de
Agauno, quién escribió “La Vida de los Padres del Jura”.
Dejó su nombre en el monasterio y ciudad de Saint-Oyend de Joux.