SANTO TOMÁS
GARNET
23 de junio
1608 d.C.
Nació en Southwark. Sobrino del jesuita el beato Enrique Garnet;
estudió para ser sacerdote en Londres y Saint Omer, Lovaina y en
Valladolid; fue ordenado sacerdote en 1600. Fue enviado a Inglaterra
con el benedictino san Marcos Barkworth. Trabajó durante seis
años buscando no sólo conservar a los que
permanecían fieles a la Iglesia, sino atraer a ella a muchos que
por error o miedo habían abrazado el anglicanismo, lo que
consiguió con gran éxito apostólico.
Decidido a entrar en los jesuitas, se lo pidió a su
tío el beato Enrique Garnet, provincial de la
Compañía, pero antes de poder ingresar en el noviciado
fue arrestado acusado de complicidad en la llamada “conspiración
de la pólvora”. Estuvo preso nueve meses en la Torre de Londres,
y allí cogió una ciática que le atormentó
toda su vida. Fue deportado a Flandes con otros cuarenta y seis
sacerdotes. Mientras se hallaba en Inglaterra, en 1606, fue admitido en
la Compañía de Jesús por su tío y, durante
su destierro, se refugió en Lovaina para hacer su noviciado. Al
año siguiente, en septiembre, regresó a Inglaterra. Seis
semanas más tarde, fue entregado a sus perseguidores por un
sacerdote apóstata.
Aquella vez, inmediatamente después de su
detención, fue procesado en el tribunal de Old Bailey, donde se
le declaró culpable de alta traición, por haber recibido
la ordenación de manos de una autoridad que dependía de
Roma y por haber desafiado la ley al regresar a Inglaterra. En el curso
del interrogatorio, no llegó a confirmar ni a desmentir que
fuese sacerdote, pero se negó resueltamente a hacer el juramento
de fidelidad a la supremacía real. Por la declaración de
tres testigos en el sentido de que, mientras estuvo preso en la Torre,
le habían visto firmar como «Padre» Tomás
Garnet, fue declarado culpable y condenado a muerte. Desde el cadalso,
proclamó que era sacerdote y jesuita, y explicó que, si
no lo había admitido durante el juicio, fue en razón de
no aparecer como su propio acusador y obligar a los jueces a condenarle
contra su conciencia. El conde de Essex y otros personajes hicieron un
último intento para convencerlo de que salvara su vida, pero
él persistió en su negativa de tomar el juramento. Al
retirarse la carreta para dejar al mártir colgado de la cuerda,
aquellos personajes no permitieron que el verdugo comenzara a cortarle
el cuerpo, hasta comprobar que estaba muerto. Fue canonizado el 25
de octubre de 1970 por el Beato Pablo VI.