SANTO TOMÁS DE
CORI
11 de enero
1729 d.C.
Nació en Cori, (Latina, Italia). Muy pronto quedó
huérfano de padre y madre y tuvo que hacerse cargo de su hermana
y se ganó la vida como pastor. Vendió sus rebaños
y con lo conseguido dotó a su hermana que estaba en edad de
casarse. Ingresó como franciscano en Orvieto. En 1683 fue
ordenado sacerdote, después de haber estudiado en Viterbo y
Velletri. En Orvieto fue maestro de novicios del convento de la
Santísima Trinidad. Pero su vocación era la
contemplación y pidió ser trasladado al convento de
Civitella (hoy Bellegra), donde se hacían los “retiros” (reforma
italiana del franciscanismo hacia un espíritu más de
acorde con el fundador de la Orden). Cuando llegó dijo: “Vengo
aquí para hacerme santo”.
Fue famoso por su vida de piedad, su generosidad y sobre todo por su
apostolado. Junto con el beato Teófilo de la Corte
popularizó los “retiros franciscanos”. Fue guardián de
Civitella, pero su radicalidad enconó los ánimos de
algunos frailes, pero él soportó todas las
incomprensiones con amor. Quiso ir de misionero, pero sus superiores
pensaron que era mejor que evangelizase la campiña romana. Desde
1703 a 1709 fue guardián del convento de Palombara, para luego
regresar a Civitella. Los últimos cuarenta años de su
vida sufrió una profunda aridez espiritual, que el
solventó con una fe inconmensurable en la Providencia y un amor
a la Eucaristía. Fue canonizado el 21 de noviembre de 1999
por San Juan Pablo II.