SANTO TOMÁS DE
AQUINO
(Doctor de la Iglesia)
28 de enero
1274 d.C.
Hijo del conde
Lanadulfo de Aquino, señor de Roccasecca, en cuyo castillo
nació. Fue educado como oblato por los benedictinos de
Montecasino, pero sin perseverar. Fue un buscador de Dios. A los 18
años se trasladó a Nápoles por motivos de estudio,
y en contra la voluntad de su padre ingresó en los dominicos
(1244), para realizar el carisma de santo Domingo: "Proclamar la
palabra de Dios ardientemente contemplada, solemnemente celebrada y
científicamente investigada". Sus hermanos se presentaron en el
convento y lo encerraron en el castillo de monte San Giovanni durante
15 meses hasta que pudo ser liberado. Estudió en Bolonia,
Colonia -donde fue discípulo de san Alberto Magno, y
recibió el sacerdocio- y París. Doctor por la Universidad
de Paris en el 1252 con 27 años. Enseñó en la
Sorbona (1252-1260) y allí defendió la libertad de los
hermanos mendicantes para enseñar y servir a la
evangelización en la Iglesia.
Vuelto a Italia, de
1259-1269 se puso al servicio del papa Urbano IV y compuso la “Catena
áurea” para
ayudar al clero en la comprensión de la palabra de Dios, y la “Summa
contra gentiles” para
dotar a los misioneros enviados a evangelizar el Islam, de una
sólida doctrina ecuménica y el Oficio del "Corpus
Domini", escrito a petición del Papa. En los años
1269-1272 fue de nuevo a París para defender la legitimidad de
los nuevos institutos religiosos aprobados por la Iglesia y la
ortodoxia de su propio talante filosófico y teológico,
fundado en el realismo aristotélico, sospechoso de error
sólo para el conservadurismo de una facción de la
corriente agustiniana, representada especialmente por los franciscanos.
Son de este periodo los célebres comentarios a las obras de
Aristóteles, para justificar su uso en la enseñanza
teológica, y la composición de la mayor parte de la “Summa Teológica”.
Las controversias teológicas siempre las llevó con
espíritu de caridad y oración, decía: "Hay que
amar a aquel cuyas opiniones seguimos, y a aquel a quien combatimos,
pues uno y otro han trabajado en la búsqueda de la verdad, y
así nos ayudan. No es el amor o el odio de las personas
quiénes nos dictan la elección de nuestras opiniones,
sino la seguridad de la verdad.". En Orvieto, dice la tradición,
que Cristo le dijo a Tomás: “Has escrito bien de mí,
Tomás ¿qué premio deseas? -¡Nada deseo sino
a ti, Señor!”.
Dejó
París y se trasladó a Nápoles (1272-1274) para
fundar un estudio. Allí se dedicó, como siempre, al
estudio y a la oración. Un día tuvo un éxtasis
celebrando la Eucaristía. Estaba por entonces escribiendo en la “Summa” sobre los sacramentos, y ya
no escribió más. "No puedo más, repetía
cuando le insistían a que acabase. Lo que he escrito, comparado
con lo que he visto, me parece como el heno. No insistáis, no
puedo más". Invitado por el papa el beato Gregorio X, se
dirigió al concilio de Lyon. Se sintió enfermo en el
camino. Le acogieron en el monasterio de Fossanova y al poco tiempo
murió, con 48 años.
Hubo dificultades para
canonizarlo ya que no se conocían sus virtudes heroicas o sus
milagros, a pesar de ser ya el "Doctor Angélico". El papa Juan
XXII, que lo canonizó en 1323, dijo: "Cuantas proposiciones
teológicas escribió, tantos milagros hizo;
...Tomás ha iluminado a la Iglesia más que todos los
demás Doctores, y un hombre aprovecha más de sus libros
en un año solo, que no sobre la doctrina de los otros por todo
el tiempo de su vida".
Su cuerpo no volvió a poder de los frailes de Santo Domingo,
sino hasta 1368. Fue trasladado con gran pompa a la catedral de
Toulouse, donde descansa hasta hoy, aunque hubo un nuevo traslado de
reliquias, dentro mismo de Toulouse, el 22 de octubre de 1974. San
Pío V confirió a santo Tomás el título de
Doctor de la Iglesia en 1567, y en 1880 León XIII le
declaró patrono de las universidades, colegios y escuelas.