SANTOS PRIMO Y FELICIANO
9 de junio
297 d.C.



   Eran dos ancianos hermanos romanos, que, según la leyenda, eran paganos y fueron convertidos al cristianismo por el papa san Félix I. Durante treinta años escaparon a las persecuciones, durante los cuales desplegaron todo su celo apostólico en obras de caridad. Fueron denunciados por algunos sacerdotes paganos. Les torturaron primero, a Feliciano lo clavaron de pies y manos; a Primo, le echaron plomo fundido en la boca, después les echaron a las fieras que no les hicieron nada. Fueron decapitados.

   Su sepultura fue lugar de grandes peregrinaciones, pero, al llegar la invasión lombarda, sus restos fueron trasladados desde el extrarradio de Roma, donde se encontraba el templo, al interior de la ciudad; parece ser que este es el primer caso de traslado de restos que se conoce. Se dice que murieron el mismo día que santa Fe de Angen y por ello fueron compañeros del mártir San Caprasio. Sus Actas no son dignas de fe y desde 1969 su culto se ha limitado a los calendarios locales. Las reliquias de Primo se conservan en Salzburgo.

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(Parroquia San Martín de Porres)