SANTOS PAPÍAS Y MAURO
29 de enero
303 d.C.



   La tradición sobre ellos es antigua y firme, aunque lamentablemente se ha entretejido con unas actas legendarias que hacen hoy difícil establecer los hechos en detalle. Estas actas cuentan que Papías y Mauro eran soldados paganos, que se convirtieron en presencia del testimonio de los mártires Saturnino y Sisinio, y se pusieron a gritar "Verdadero Dios es el Señor Jesucristo"; fueron apresados, luego bautizados por el papa san Marcelo, y finalmente dieron su testimonio cruento de la fe (del que las supuestas actas dan, naturalmente, todos los detalles).

   Es difícil establecer a qué persecución pertenecieron, ya que el nombre del prefecto no está atestiguado, ni las referencias a Saturnino (del siglo III) y Marcelo (del siglo IV) son coherentes; pero lo más probable es que hayan muerto en la persecución de Decio, a mediados del siglo III.

   Soldados romanos martirizados en Roma, durante la persecución de Diocleciano. Cuando comparecieron ante el prefecto Laodicio y confesaron a Cristo, se les golpeó la boca con piedras, después fueron arrojados a una insalubre cárcel y por último fueron golpeados con bastones, después flagelados hasta que murieron.

   Fueron sepultados en el Coemeterium Maius de la vía Nomentana de Roma hasta que en 1590 sus restos fueron trasladados a la iglesia de Santa Maria in Vallicella, colocados en el altar mayor junto con los restos de santa Domitila, san Nereo y Aquiles; algunas reliquias fueron trasladadas en 1725 para la consagración de la capilla de San Felipe Neri que con tanto amor y dedicación había construido y en la cual había acogido los cuerpos de estos santos con tanta unción. En este contexto se sitúa aquella oración en la que san Felipe Neri entró en éxtasis y para salir de aquel místico momento y esconder su fervor comenzó a tirarle de las barbas al guardia suizo que estaba de servicio. Su relación con san Mauro de Roma, parece ser que se debe a un cuadro de Rubens. La Congregación del Oratorio los tiene como patronos desde entonces. Parte de sus reliquias se encuentran en la Chiesa Nuova en Corso Vittorio Emanuele II.

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(Pbro. José Manuel Silva Moreno)