Modestino
nació en Antioquía en el seno de una noble familia en el
245. En el 302 fue consagrado obispo de la ciudad y patriarca de la
región de Antioquía. Con la persecución de
Diocleciano (año 303), se retiró a un eremo en el monte
Silpio, en el 310 regresó a su sede patriarcal. Predicó
el Evangelio de Cristo y realizó numerosos milagros y
curaciones. Fue arrestado y torturado, fue liberado de la
prisión por sus fieles de la diócesis.
Junto con sus
colaboradores el presbítero Florentino y el diácono
Flaviano se marchó para Italia. Llegaron por vía
marítima a Lorcri (en Calabría) donde predicaron el
Evangelio, fueron arrestados y encarcelados en Sibari, según la
tradición allí fueron liberados por el arcángel
San Miguel.
Por mar llegaron a
Puzuoli o Cuma y de aquí marcharon a Irpina, en el lugar de
“Abellinum”donde predicaron las enseñanzas de Cristo. Modestino
volvió a realizar milagros y curaciones. Aquí fueron
arrestados, encarcelados y procesados por un enviado del emperador
Majencio, y llevados luego al Pretorio donde sufrieron el
martirio.
Sus cuerpos fueron
recogidos por los cristianos avellinates y sepultados. En 1220 fueron
nombrados patronos principales de la ciudad y de la diócesis de
Avellino por el obispo Ruggiero. El culto es local.