SANTOS MARIO, MARTA,
AUDIFAZ Y
ÁBACO
19 de enero
303 d.C.
Mario,
un noble persa, su mujer Marta y sus hijos: Audifaz y Ábaco
marcharon a Roma para venerar las tumbas de los apóstoles. El
emperador Claudio II había ordenado a sus legiones que juntaran
a los cristianos romanos en el anfiteatro en donde los mataron e
incineraron. La familia persa juntó las cenizas de los
mártires y las enterraron juntas. Por este hecho, el gobernador
Marciano los aprehendió y los torturó antes de matarlos.
Algunos antiguos Martirologios colocan esta venida a Roma
y los hechos sucesivos hacia el 268/270, al tiempo del reinado de
Claudio II, cuando se sabe perfectamente que no hubo persecuciones
contra los cristianos; la reciente edición del Martirologio Romano,
en cambio, indica el inicio del siglo IV como fecha de su martirio, a
partir de este dato podemos asumir que la familia persa-cristiana se
alojó o afincó en Roma por un cierto número de
años.
En Roma se asociaron
al presbítero Juan, para dar una digna sepultura a 260
mártires en la Vía Salaria -evidentemente víctimas
de la mencionada persecución de Diocleciano- que yacían
decapitados y sin sepultara, en campo abierto. Por supuesto que esta
acción no podía pasar inadvertida, dado el gran
número de cuerpos, por lo que Mario y sus familiares fueron
descubiertos, arrestados, y conducidos a los tribunales. Primero el
prefecto Flaviano y luego el gobernador Marciano, siguiendo las normas
de los edictos imperiales, los interrogaron, invitándolos a
sacrificar a los dioses; habiéndose negado, fueron condenados a
la decapitación los tres varones, en la Vía Cornelia,
mientras que para Marta se escogió un estanque a 13 millas de
Roma, conocido como "Ad Nymphas" y que hoy es conocido como Santa
Ninfa. Sus cuerpos fueron recogidos por la pía matrona romana
Felicitas, y sepultados en una propiedad suya de las afueras llamada
«Buxus» (hoy Boccea), sobre la misma Vía Cornelia.
Todo lo que de ellos se sabe es su nombre, la fecha de su sepultura y
el lugar de su enterramiento.
Los cristianos
honraron los cuerpos de estos mártires con respeto. Fueron
enterrados en la Via Cornelia. Sucesivos estudios dan diversas
formulaciones de estas vidas, encontrándose legendarios dos
aspectos: el origen persa y el hecho de pertenecer a la misma familia.
Debe tenerse presente que en las pasiones de los primeros siglos era
frecuente la tendencia a transformar grupos de mártires en
miembros pertenecientes a un mismo núcleo familiar. Según
los estudiosos, es probable que el grupo haya estado compuesto por
cristianos, habitantes de Lorium, una villa imperial distante unos 20
kilómetros de Roma. Sobre el lugar del martirio, en el
término de Boccea, surgió luego una iglesia, de la cual
son aun visibles los restos, y que fue meta de peregrinación en
el Medioevo.
Trece siglos después (en 1590) sus cuerpos fueron descubiertos y
ahora son honrados en iglesias tan separadas unas de otras como Roma,
Cremona y Alemania (Martirologio Romano). En el arte, este grupo
está representado generalmente como una familia noble persa
visitando prisioneros. Algunas veces se representan enterrando
cristianos en Roma o siendo ejecutados con un hacha. Su culto universal
fue suprimido en 1960.