SANTOS MARCOS Y
MARCELIANO
18 de junio
278 d.C.
Mártires en Roma, durante la persecución de Maximiano
Hercúleo o Diocleciano; eran dos hermanos gemelos, ambos
diáconos, que fueron convertidos por san Sebastián. En la
«Pasión de San Sebastián», una
colección de tradiciones y leyendas del s. V, se dice que Marcos
y Marceliano eran gemelos y de noble cuna, convertidos al cristianismo
desde su temprana juventud y ambos casados. Durante la
persecución de que Diocleciano, los hermanos arrestados y
condenados a morir decapitados, por sentencia de Cromando, auxiliar del
prefecto de Roma. Gracias a las súplicas de sus amigos, se
postergó la ejecución de la sentencia y se dio a los
prisioneros un plazo de treinta días, con la esperanza de que,
en ese lapso llegasen a convencerse de que era necesario ofrecer
sacrificios a los dioses, si querían salvar la vida. Con ese
fin, se les trasladó de la prisión a la casa de
Nicostrato, el escribano público y ahí acudieron sus
esposas, sus hijos pequeños y sus parientes Tranquilino y
Marcia, para doblegar su constancia con súplicas, razones y
lágrimas; pero todo fue en vano, porque san Sebastián,
quien era por entonces un oficial en la guardia del emperador, los
visitaba a diario a fin de alentarlos a perseverar.
El resultado de aquella prueba y de las entrevistas y
discusiones que tuvieron lugar, fue la conversión al
cristianismo de los parientes y amigos paganos de los dos santos, de
Nicostrato, el escribano, y hasta del mismo Cromancio, quien
dejó en libertad a los prisioneros, renunció a su puesto
y se retiró a vivir al campo. Marco y Marceliano se fueron a
vivir en la casa de san Sebastián; sin embargo, fueron
traicionados por un renegado y capturados nuevamente. Fabiano, el
auxiliar del prefecto que había reemplazado a Cromancio, los
condenó a ser atados a postes de madera, con los pies clavados a
ellos. Durante veinticuatro horas, los dos hermanos estuvieron
expuestos en esta forma atroz, y luego los soldados los acribillaron
con sus lanzas. Sus reliquias se trasladaron de las catacumbas a la
iglesia de Santos Cosme y Damián. Ahora se las venera en la
basílica romana de Santa Práxedes.