SANTOS MARCELINO Y
PEDRO
2 de junio
304 d.C.
San Marcelino,
presbítero, y San Pedro, exorcista, mártires, acerca de
los cuales el papa san Dámaso cuenta que, durante la
persecución bajo Diocleciano, condenados a muerte y conducidos
al lugar del suplicio, fueron obligados a cavar su propia tumba y
después degollados y enterrados ocultamente, para que no quedase
rastro suyo, pero más tarde, una piadosa mujer llamada Lucila
trasladó sus santos restos a Roma, en la vía Labicana,
dándoles digna sepultura en el cementerio «ad Duas
Lauros».