SANTOS APOLONIO Y
FILEMÓN
8 de marzo
287 d.C.
"Que Dios tenga
piedad de ti hijo mío" repetía Apolonio arrestado, en los
últimos tiempos de la persecución de Diocleciano. Uno de
los que más le insultaban era Filemón, comediante y
tocador de flauta, que gozaba de gran popularidad en la ciudad de
Antinoe.
Apolonio
había sido anacoreta en Tebaida en Egipto, pero visitaba a los
cristianos perseguidos, exhortándoles a perseverar en la fe y a
aceptar el martirio con coraje. Con sus palabras de piedad
convirtió el corazón de Filemón, que gritaba, esta
vez al público, que aquel hombre era bueno. La muchedumbre
pensaba que estaba haciendo comedia, pero Filemón no recitaba y
con lágrimas en los ojos se declaró arrepentido, y
pidió el bautismo. Apolonio le dijo "Dios ha tenido piedad de ti
hijo mío"; pero la muchedumbre no, y fueron condenados a la
hoguera y, mientras se estaban quemando, una lluvia milagrosa apago el
fuego, y todos gritaron "el Dios de los cristianos es grande", y todos
los presentes, hasta el juez, se convirtieron. Fueron llevados a
Alejandría delante del gobernador, el cual recibió a una
muchedumbre de cristianos enfervorizados, no tuvo piedad de ellos y
ordenó arrojarlos al mar.