BEATO SANTIAGO MILLER
13 de febrero
1982 d.C.
El Hermano de las Escuelas
Cristianas, Santiago Miller, fue martirizado el 13 de febrero de 1982, a
los 37 años en Huehuetenango, Guatemala.
EI Hno. James nació en una familia de granjeros cerca
de Stevens Point, Wisconsin, USA, el 21 de septiembre de 1944. Frecuentó
una escuelita elemental y después asistió a la escuela secundaria
Pacelli, en la ciudad de Stevens Point, donde encontró a los Hermanos
por primera vez. En septiembre de 1959 ingresaba en el Noviciado Menor de
Missouri. Después de tres años fue admitido como postulante
en el Noviciado y en agosto de 1962, recibió el hábito de los
Hermanos y el nombre religioso de Hermano Leo William. Más tarde,
como los demás Hermanos, volvería a utilizar su nombre de bautismo.
Estuvo destinado durante tres años en la escuela secundaria
Cretin, en San Pablo, Minnesota, en donde, además de impartir clases
de español, inglés y religión, atendía el mantenimiento
de la escuela y entrenaba un equipo de fútbol de los alumnos.
En agosto de 1969, después de emitir los votos perpetuos,
fue enviado a la escuela misionera de los Hermanos en Bluefields, en Nicaragua.
Allí enseñó hasta su traslado a Puerto Cabezas, Nicaragua,
en 1974, donde fue director. Bajo su dirección la escuela pasó
de 300 a 800 alumnos. Aceptó además el encargo de dirigir y
supervisar la construcción de diez nuevas escuelas rurales. Los superiores
religiosos le mandaron salir de Nicaragua en julio de 1979, en la época
de la revolución sandinista. Se temía que el hecho de haber
trabajado bajo el gobierno de Somoza pudiera causarle riesgos.
Así regresó a los Estados Unidos y de nuevo enseñó
en Cretin en el otoño de 1979 y participó en la Sesión
de Renovación en Sangre de Cristo (New México) en 1980.
Fue enviado a un nuevo campo de misión, en Guatemala,
en enero de 1981. Enseñó en la escuela secundaria de Huehuetenango
y trabajó también en el Centro Indio, en el que jóvenes
indígenas mayas de las zonas rurales estudiaban y se formaban en agricultura.
En la tarde del 13 de febrero de 1982, recibió varios disparos que
lanzaron tres hombres con los rostros cubiertos. Murió al instante.
Los intentos de identificar a los asesinos no tuvieron éxito. Después
del oficio fúnebre en Guatemala y en San Pablo, Minnesota, fue enterrado
en el cementerio parroquial de Polonia, Wisconsin.
Su carácter y personalidad
Sus propios escritos y las declaraciones relativas a él,
antes y después de su muerte, nos muestran su carácter y personalidad.
Antes de dejar la escuela secundaria Pacelli para ir al Noviciado Menor,
los Hermanos que le conocían habían escrito que «tenía
alta dosis de generosidad, piedad, honestidad, docilidad y que era muy ordenado
y limpio; no fumaba; recibía los sacramentos cada semana, se entendía
normalmente bien con sus compañeros de clase; dedicaba dos horas y
media por semana a sus deberes de casa».
Uno de sus profesores del Escolasticado le retrata con entusiasmo:
«atractivo y de personalidad abierta y sociable, amable, nada de falso
en él; cautivaba a la gente por su sencillez; era muy inteligente
y también muy sencillo» Las notas de la comunidad en la discusión
que precedió a sus votos perpetuos hablan de generosidad, de influencia
positiva y vivo deseo de trabajar en las misiones. El que fue su Director
en el Escolasticado y en Cretin, su primera comunidad, le recuerda como «persona
inteligente, aunque no intelectual, jovial, de relación fácil,
que prefería el trabajo físico al deporte, y con profunda fe
y amor a su vocación religiosa, pero con cierta tendencia a llegar
tarde a clase y a las oraciones de comunidad».
Ya en Nicaragua, su viejo deseo de trabajar en un proyecto misionero
se dejó traslucìr de forma evidente. Desde Nicaragua escribía
que sentía una satisfacción especial por trabajar con los más
pobres. Respondiendo a la pregunta de si sentía miedo a los fusilamientos
que ocurrían en los alrededores, respondía por carta: “¿Bromea?
Jamás hubiera pensado que podría rezar con tanto fervor como
cuando voy a la cama”. En una de sus últimas cartas antes de morir
muestra lo consciente que era de la situación de Guatemala y de las
posibles consecuencias que podrían seguirse para é1. Así
escribía en enero de 1982: “Personalmente estoy harto de la violencia,
pero sigo sintiéndome profundamente comprometido con los pobres que
sufren en América central… Cristo es perseguido a causa de nuestra
opción por los pobres. Conscientes de los numerosos peligros y dificultades,
seguimos trabajando con fe y esperanza y confiando en la Providencia de Dios».
Y más adelante decía: «Soy Hermano de las Escuelas Cristianas
desde hace casi veinte años, y mi compromiso en la vocación
crece más y más con mi trabajo en America Central. Pido a Dios
la gracia y la fuerza de servirle fielmente entre los pobres y oprimidos
de Guatemala. Dejo mi vida a su Providencia y pongo mi confianza en él”.
Murió un mes después de escribir esas palabras
Cada año, desde el asesinato del Hermano James Miller
en Guatemala, la Comisión Justicia y Paz de la diócesis de
La Crosse, organiza, en colaboración con los Hermanos de las Escuelas
Cristianas del Distrito Medio-Oeste, con ocasión del aniversario de
su muerte, una ceremonia que es seguida por sus hermanos, hermanas y otros
parientes. Se cumple así el deseo del Hno. Cyril Litecky, a la sazón
Visitador del Hermano James, que poco después de su muerte escribió
que es importante no olvidar al Hermano James Miller. “Aquello por lo que
vivió y aquello por lo que, al fin murió, es el mensaje evangélico
de libertad, paz, justicia y verdad”.
El “Fondo Hermano James Miller”, establecido después
de su muerte, prolonga el trabajo que él cumplió por los pobres
y oprimidos, y distribuye anualmente ayudas en el mundo entero para proyectos
que vayan directamente en favor de los más pobres y para quienes promueven
el cambio estructural en pro de la justicia social.