SAN TERENCIANO DE TODI
118 d.C.
1 de septiembre
Terenciano
se convirtió gracias a la fe que veía en los primeros
cristianos que llegaron a la ciudad de Todi, Italia. Llegó a ser
obispo de Todi. Muchos paganos se convirtieron a la fe de Cristo por su
celo pastoral. La envidia de los sacerdotes paganos hacia él,
crecía de día en día. Por eso, llevados por su
envidia y enfurecidos las numerosas conversiones, lo denunciaron al
emperador Adriano.
Por orden del procónsul Licinio, fue atormentado en
el potro y con escorpiones; mientras se le iba la vida, repetía:
"Señor, sean confundidos los que adoran a dioses falsos y se
glorían de sus ricas imágenes". Y sucedió que un
sacerdote pagano quedó ciego y los templos se cayeron al suelo.
Entonces el santo volvió a decir: "Gloria a ti, Jesús
bendito, que colmas de bendiciones a quienes creen en ti". El juez le
preguntó: ¿Dónde está tu Dios? Y Terenciano
contestó: "Está conmigo y si tú creyeras en
él, encontrarías misericordia". Enfurecido, el juez
mandó que le cortaran la lengua, y luego le degollaron.