SANTA TERESA DE LISIEUX
(Doctora de la Iglesia)
1897 d.C.
1 de octubre
Se llamaba
María Francisca Teresa Martín y había nacido en
Alençon (Normandía). Era la última de una familia
de nueve hijos, de los que sólo cuatro mujeres sobrevivieron,
fruto del amor de dos padres muy piadosos, los beatos Luis
Martín y Celia-María Guérin, que a cambio de una
vocación religiosa no realizada habían pedido a Dios
muchos hijos. Teresa fue educada en la abadía benedictina de
Lisieux (1881). Después de superar una grave enfermedad (1883)
por intervención de María, fue también liberada de
la terrible tortura de los escrúpulos (1886); tras la
"conversión" trató de entrar en el Carmelo (1887). En una
peregrinación a Roma a sus 15 años, pidió al papa
León XIII, entrar en el Carmelo.
Ya religiosa, le impresionaron las palabras de Cristo "Si
alguno es pequeño, venga a mí". Y vivió la
infancia espiritual como camino de perfección, esmaltado todo
él de cariño y sencillez, confianza y obediencia.
Ofreció su vida en sacrificio por los misioneros. No hizo nada
de aparente o extraordinario. "No hay otra cosa que hacer, que tirar a
Jesús las flores de los pequeños sacrificios". Con
pequeños sacrificios, se santificó. Tuvo sus
contrariedades: amaba a María, pero le disgustaba rezar el
rosario; era una gran mística, pero odiaba los retiros, fue
modelo de santidad, pero a menudo se quedaba dormida durante el rezo
comunitario.
Fue incomprendida por sus hermanas del convento, aceptó
pacientemente las injusticias y las persecuciones. Su sacrificio de
joven quinceañera, marcado luego por las pruebas agotadoras de
la pura normalidad monástica (incluido un "frío de
muerte"), por la aridez (en el noviciado), por las terribles dudas
(profesión) y, en fin, por la última prueba de la noche
oscura del espíritu (pascua del 1896: tentación contra la
fe, que duraría hasta su muerte), fue sellado con sus
últimas palabras: "No puedo respirar, no puedo morir... Quiero
seguir sufriendo... ¡Fuera! ¡Fuera! ¡No quisiera
sufrir menos en adelante! Oh, ¡lo amo (el crucifijo)! Dios
mío, ¡te amo!".
En el Carmelo vivió durante nueve años, con
el nombre de Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz, por
referencia a la delicada salud de su padre, que hubo de ser trasladado
a una casa de salud de Caen en 1889. Fue nombrada ayudante de la
maestra de novicias (1893), y compuso un drama sobre santa Juana de
Arco (1894). En 1896 enfermó de tuberculosis, y soportó
con alegría los dolores y debilidades; cansada y extremada de
fuerzas, no rechazó ningún trabajo; y todos los
sacrificios los ofreció "por las almas de los pecadores y las
necesidades de la Iglesia". Su vida queda maravillosamente plasmada en
su autobiografía “Historia de un Alma”. Había dicho: "No
quiero ser santa a medias. Sólo una cosa me asusta: conservar mi
voluntad". "Mi vocación es el amor. En el corazón de la
Iglesia, mi Madre, yo seré el amor. Así lo seré
todo". Murió de tuberculosis a los 24 años, ignorada de
todos.
El culto de la joven religiosa empezó a crecer con
rapidez y unanimidad impresionantes. Por otra parte, los
múltiples milagros obrados por su intercesión atrajeron
sobre Teresita las miradas de todo el mundo católico. La Santa
Sede, siempre atenta al clamor unánime de toda la Iglesia
visible, suprimió en este caso el período de cincuenta
años que se requería ordinariamente para introducir una
causa de canonización. Pío XI beatificó a Teresita
en 1923 y la canonizó en 1925 y extendió su fiesta a toda
la Iglesia de Occidente. En 1927, santa Teresa del Niño
Jesús fue nombrada, junto con san Francisco Javier, patrona de
todas las misiones extranjeras y de todas las obras católicas en
Rusia. Finalmente el papa Juan Pablo II, en 1997, la proclamó
Doctora de la Iglesia, por medio de la Carta Apostólica
«Divini Amoris Scientia». Es patrona de Francia junto santa
Juana de Arco.
Página Principal
(Parroquia San Martín de Porres)