SANTA PULQUERÍA
DE CONSTANTINOPLA
453 d.C.
10 de septiembre
Pulqueria
era la nieta de Teodosio el Grande y la hija del emperador Arcadio. El
emperador dejó un hijo, Teodosio II, que era tímido,
bueno y devoto, incapaz para manejar los asuntos públicos y sin
la energía suficiente para la posición que ocupaba. En el
año de 414, Pulqueria, que sólo tenía la edad de
quince años, en nombre de su joven hermano, fue declarada
augusta, participante con Teodosio en el gobierno del imperio y
encargada también del cuidado y educación del
príncipe.
Bajo el gobierno de Pulqueria, la corte mejoró
mucho de lo que había sido en tiempos de su madre, quien
despertó la justa cólera de san Juan Crisóstomo.
Al convertirse en augusta, Pulqueria hizo un voto de perpetua
virginidad e indujo a sus hermanas a hacer lo propio.
Cuando Teodosio llegó a la edad de contraer matrimonio,
Pulqueria volvió a tomar en consideración las
complicaciones políticas y, debemos admitirlo, también la
salvaguardia de sus propios intereses y su ascendencia que, en las
circunstancias, eran para el bien y el progreso del estado;
eligió para él a Atenaís, la más bella, muy
acaudalada y muy encumbrada hija de un filósofo de Atenas que
aún era pagano. Teodosio aceptó de buen grado a la joven,
y ella no tuvo ningún reparo en hacerse cristiana, de modo que,
en el año 421, se casaron. Dos años más tarde,
Teodosio declaró augusta a su esposa Atenaís o Eudoxia,
como se le había puesto en el bautismo. Eudoxia consiguió
que su esposo desterrara a Pulqueria en Hebdomon. El exilio duró
algunos años. Durante algún tiempo las cosas marcharon
bastante bien, hasta que más o menos por el año de 441,
se produjo la caída de Eudoxia. En la corle hubo una
reorganización general de las oficinas de gobierno y lodos los
puestos cambiaron de mano; a Pulqueria se le llamó del exilio,
pero no para darle su antiguo cargo de supremo gobierno, ya que la
jefatura estaba ocupada ahora por Crisafio, un antiguo partidario y
admirador de Eudoxia.
Por las presiones de Crisafio y sin ninguna
consideración por la firmeza de las ideas teológicas, ya
que anteriormente había favorecido a Nestorio, el emperador
Teodosio brindó su apoyo incondicional a Eutiques y a la
herejía monofisita. En el año de 449, el Papa san
León I el Magno apeló a santa Pulquería y al
emperador para que rechazaran y combatieran el monofisismo; como
respuesta, Teodosio aprobó las actas del "infame Sínodo"
de Efeso y expulsó a san Flaviano de la sede de Constantinopla.
Pulquería se mantenía firme en la ortodoxia, pero su
influencia sobre su hermano se había debilitado.
Santa Pulqueria, que por entonces tenía
cincuenta y un años, instaló en el trono imperial a un
general veterano de humilde origen, siete años mayor que ella.
Llevaba el nombre de Marciano; era natural de Tracia y viudo. Pulqueria
juzgó prudente y muy ventajoso para el estado y para la
estabilidad del trono, contraer matrimonio con Marciano y así se
lo propuso, con la única condición de que ella quedase en
libertad para mantener su voto de virginidad. El general veterano
aceptó y ambos gobernaron juntos como dos buenos amigos siempre
de acuerdo en sus puntos de vista y sus sentimientos, encaminados al
progreso de la religión y el aumento del bienestar
público. Los emperadores dieron una calurosa bienvenida a los
delegados que envió el Papa san León a Constantinopla, y
su celo en favor de la fe católica les valió las
más cálidas felicitaciones y encomios por parte de aquel
Pontífice y del Concilio de Calcedonia que, convocado en 451
bajo el patrocinio de los emperadores, condenó a la
herejía monofisita. Pulqueria y Marciano hicieron todo lo que
estaba a su alcance para que los decretos de aquella asamblea quedaran
establecidos en todo el imperio de oriente, pero fracasaron
lamentablemente en Egipto y en Siria. El admirable espíritu con
que desempeñaron sus deberes de gobernantes, se traduce en el
lema de Marciano: "Nuestra obligación de soberanos es cuidar de
la raza humana." Por desgracia, la magnífica sociedad no
duró más de tres años, porque en el mes de julio
del 453 murió santa Pulquería.
Aquella gran emperatriz construyó muchas
iglesias, tres de ellas en honor de la Madre de Dios: la de Blakhernae,
la de Khalkopratia y la de Hodegetria, que figuraron entre las
más famosas iglesias marianas de la cristiandad. Ella propicio
el establecimiento de la universidad donde se enseñaba la lengua
griega y había cursos sobre literatura y filosofía de
Grecia; fue ella quien redactó las reglas y principios sobre las
obligaciones y necesidades de los gobernantes, reunidos en el llamado
“Código de Teodosio”.