SANTA PAULINA DEL
SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS AGONIZANTE
9 de julio
1942 d.C.
Se
llamaba Amabile Lucia Visintainer. Nació en Vigolo Vattaro
(Trento, entonces territorio austriaco), en una familia de
agricultores. Sus padres emigraron al Brasil, al poco de su nacimiento;
ella no volvió nunca a su tierra de origen. La familia, con
otros tridentinos, fundaron la localidad de Vígolo (en el actual
municipio de Nueva Trento en el estado de Santa Catarina).
Amabile fue una
muchacha reservada pero de corazón generoso. Al quedarse
huérfana de madre, atendió a su familia. A los 25
años comenzó su obra social, cuando encontró
tirada en la calle a una enferma de cáncer, que no había
encontrado puesto en el hospital. La choza en la que la hospedó
fue la cuna del hospital San Virgilio. Conquistó las
simpatías y benevolencia de la sociedad civil que la
ayudó en su obra de caridad.
Fundó la
Congregación de las Hermanitas de la Inmaculada
Concepción, estableciendo su casa madre en Nova Trento, pero
dejó esta ciudad al poco tiempo y se estableció en
Iparanga, (Sao Paulo) donde cuidó a los huérfanos, hijos
de los antiguos esclavos. En 1909 fue destituida de su cargo por
decisión del arzobispo de Sao Paulo, que cedió a las
presiones de la congregación y de la sociedad local. Paulina, se
arrodilló... se humilló... respondió que estaba
totalmente dispuesta a entregar la Congregación... se
ofreció espontaneamente para servir en la congregación
como súbdita.
Durante diez años vivió en una casa muy pobre,
dedicándose a los trabajos más humildes. Trabajó
con los enfermos de la Santa Casa y con los ancianos del asilo de San
Vicente de Paulo en Bragança Paulista, sin poder ocupar
ningún otro cargo en su Congregación. Fueron años
de oración, trabajo y sufrimiento: haciendo y aceptando todo
para que la Congregación siguiera adelante. y “nuestro
Señor fuera conocido, amado y adorado por todos en todo el
mundo”. En 1918 fue llamada por su sucesora como superiora general a la
casa generalicia, donde permaneció hasta su muerte, en una vida
retirada, de intensa oración, dedicada a las hermanas enfermas.
Murió en Sao Paulo diabética, ciega, con un brazo
amputado por efecto de la gangrena producida por un pinchazo de
aguja. Fue beatificada por SS Juan Pablo II y canonizada por el
mismo Pontífice el 19 de mayo de 2002.