SANTA PAULA FRASSINETTI
11 de junio
1182 d.C.
Nació en Génova, en el seno de una familia de la
burguesía media. A los 12 años se queda huérfana
de madre, y tuvo que cuidar de sus cuatro hermanos, que fueron todos
sacerdotes. Ella también sintió la llamada a la vida
religiosa, sin embargo el padre no compartió esta idea,
así que Paula vivió estos años como años de
"obediencia, esperanza y oración". En Quinto, donde uno de sus
hermanos era párroco, fundó la asociación de Hijas
de Santa Fe, para la educación de niñas, allí
pronto las jóvenes se reunieron con ella y algunas sintieron su
misma vocación: la vida religiosa entregada a la
enseñanza de los más pobres. A instancias del sacerdote,
don Luca Passi, fundador de una naciente obra llamada "Pía Obra
de Santa Dorotea", se hizo cargo de esta nueva fundación. A
pesar de las contradicciones y persecuciones que sufrió
fundó la Congregación de las Hermanas de Santa Dorotea,
para la educación de las jóvenes, en los alrededores de
Génova (1834); esta Congregación tiene la particularidad
de que las religiosas no tuvieran que llevar dote, como era el uso de
entonces, al ingresar en la vida religiosa.
En 1841, ya asentadas en Liguria los diversos institutos
fundados por ella, Paula partió para Roma con dos hermanas.
Aquí, en absoluta pobreza, en un agujero oscuro sobre los
establos del príncipe Torlonia, inició su obra de educar
a los numerosos desheredados de la ciudad eterna. Aquí el
impacto fue duro y doloroso por las incomprensiones que recibió
de algunos de revolucionar la vida religiosa. Obtuvo el apoyo de los
papas Gregorio XVI y el beato Pío IX, que la animaron a reformar
otras casas religiosas en franca decadencia. Con los disturbios de
1848, Paula no interrumpió su actividad, a pesar de que le
clausuraron sus casas y dispersaron a las hermanas. Durante la batalla
del Gianicolo, permaneció en su casa de San Onofrio en primera
línea, repartiendo agua a los enemigos garibaldinos.
En los decenios siguientes, como la unidad de Italia y la
toma de Roma y la supresión de las ordenes religiosas, hizo
difícil la vida de las Doroteas, pero Paula siguió
adelante, logrando superar la crisis y se adaptó al nuevo
sistema liberal. San Juan Bosco, admiró a las Doroteas y parece
que después de una visita dijo a las monjas: "hijitas
mías, la corona de los méritos de vuestra Madre se ha
cumplido" y poco tiempo después, Paula murió sin ver sus
constituciones aprobadas, que lo fueron en 1889 por León
XIII.
Paula había dicho: "La vida es como un bonito
bordado que se está cumpliendo, del cual nosotros no vemos que
el revés, y esto todos los hilos que se entrecruzan
confusamente no nos dejan ver la belleza del dibujo. Pero Dios ve el
derecho, y armoniza maravillosamente todos los colores, de modo que
esto que nos parece un guirigay, forma por el contrario un trabajo de
paraíso".
Se afirma que santa Paula tenía un maravilloso poder para leer
en los pensamientos y una gran sabiduría sobre los secretos del
corazón humano. Tras una serie de ataques y agotada por el
incesante trabajo, murió tranquilamente en el Señor, el
11 de junio de 1882. Fue canonizada por SS Juan Pablo II el 11 de marzo
de 1984.