SANTA OLIMPIA
25 de julio
408 d.C.
Natural de Constantinopla, de familia noble, pronto se quedó
huérfana y fue cuidada por su tío Procopio,
después fue criada por Teodosia, hermana de san Amfiloquio, que
le hizo la vida feliz. Se casó con el prefecto de la ciudad,
Nébrido, que la dejó viuda a los seis meses del
matrimonio, ella tenía 16 años. El emperador Teodosio,
quiso casarla de nuevo pero ella respondió: "si mi Rey, hubiera
querido que yo viviese con un hombre no me habría quitado el
primero". El emperador se enfadó y mandó que le
confiscaran los bienes. Más tarde le fueron restituidos y fue
entonces, cuando una lluvia de dones se derramó en
Constantinopla.
Con su gran patrimonio
organizó un hospital para asistencia de enfermos y peregrinos,
así como una "comunidad doméstica" de mujeres
consagradas, en su propia casa. San Juan Crisóstomo, patriarca
de Constantinopla la consagró diaconisa y la puso al frente de
una gigantesca obra de ayuda a los pobres en Constantinopla. Entre los
amigos de la santa se contaban san Anfiloquio, san Epifanio, san Pedro
de Sebaste y san Gregorio de Nissa. Paladio de Helenópolis
califica a Olimpia de «mujer extraordinaria», como
«vaso precioso lleno del Espíritu Santo». Pero el
amigo más íntimo y afectuoso de santa Olimpia era san
Juan Crisóstomo.
Las luchas entre San
Juan Crisóstomo y la emperatriz Eudoxia, hicieron que
éste fuera al exilio, mientras que la fundación de
Olimpia fue suprimida y sus compañeras dispersas. Ella fue
arrestada y acusada con graves calumnias. Se retiró a
Cízico, después a Nicomedia, buscando el consuelo por
carta, con su director espiritual, Juan Crisóstomo. En una carta
escribe el santo: «No puedo dejar de llamaros bienaventurada. La
paciencia y dignidad con que habéis soportado vuestras penas, la
prudencia y sabiduría con que habéis sabido tratar los
asuntos más delicados, y la caridad que os ha movido a arrojar
un velo sobre la malicia de los que os persiguen, os han merecido un
premio de gloria que, en adelante, os harán encontrar vuestros
sufrimientos leves y pasajeros en comparación del gozo
eterno».
Las cartas de Juan Crisóstomo indican también que
solía confiar a Santa Olimpia misiones muy importantes. No
sabemos dónde se hallaba la santa cuando supo que Juan
Crisóstomo había muerto en el Ponto, el 14 de septiembre
de 407. Santa Olimpia murió en Nicomedia, el 25 de julio del
siguiente año, poco después de haber cumplido los
cuarenta años. Su cuerpo fue trasladado a Constantinopla, donde
«llegó a ser tan famosa por su bondad, que todos la
consideraban como un modelo y los padres esperaban que sus hijos se le
asemejasen».