SANTA MAGDALENA SOFÍA BARAT
25 de mayo
1865 d.C.



   Natural de Joigny (Borgoña), hija de un rico propietario de viñedos, se formó con dureza y rigor bajo la tutela de su hermano, el abate Louis Barat, quién la hizo adquirir una cultura y un temple que parecían desproporcionados con su situación y su época. Estudió lenguas clásicas y modernas, sobre todo el español, "la lengua nacida para hablar con Dios", decía después de leer "Las Moradas" de santa Teresa. También le entusiasmaba "El Quijote". Su afición por lo español fue intensa. Su espíritu se nutrió en santa Teresa, san Francisco Javier y san Ignacio de Loyola. Así lo confirma el estilo de las reglas de la futura congregación, defendido contra los intentos de cambio.

   En su primera juventud, en medio de la Revolución, se reveló como una mujer fuerte y llena de celo por las almas. Su hermano Luis, se la llevó a París y allí ejerció como catequista de niños. Su propósito era hacerse religiosa contemplativa e ingresar en un convento de carmelitas, pero el encuentro con el padre Joseph Varin, futuro jesuita y fundador de los Padres de la Fe, la hicieron  que se inclinase por otra vida diferente. En 1801, fundó en Amiens, junto con santa Felipa Dúchesne, las Damas de la Fe o de la Instrucción Cristiana o Damas de la Sociedad del Sagrado Corazón, para la educación. Sofía y sus compañeras, inclinadas al Carmelo, cedieron su vocación contemplativa a la activa, pero sin abandonar la contemplación.
Será una vida mixta entre la oración y la acción. "Lo esencial es conservar el espíritu interior en medio de este jaleo", escribió.

   La devoción al Sagrado Corazón de Jesús se extendió sobre todo, a partir del siglo XVII, por medio de santa Margarita María de Alacoque principalmente, como reacción contra la frialdad jansenista. La nota que Sofía añadió a esta devoción está en el fin apostólico de su Sociedad, que busca la glorificación del Corazón de Cristo por la educación de la juventud. Siempre unidos al Corazón de Jesucristo, y no sólo en los momentos de la Pasión -que era lo característico de santa Margarita-, sino en todos los momentos de la vida de Jesús, desde su misma concepción. Durante 23 años fue superiora de esta comunidad, fundando 120 casas en toda Europa, y enfrentándose con todo tipo de disensiones internas, incomprensiones y persecuciones (como la que capitaneó el capellán de la casa de Amiens y que estuvo a punto de desvirtuar todo el sentido espiritual de la empresa, al declararse fundador y redactar unas constituciones a su gusto, que arrastró a algunas religiosas que prepararon intrigas en Roma). Su respuesta fue siempre una cita del Evangelio: "Iesus autem tacebat" (Jesús a pesar de todo callaba) estas tres palabras son toda mi fuerza". Al final todo se resolvió y León XII aprobó las constituciones de Magdalena Sofía en 1826. A partir de la revolución de 1830 superó nuevos obstáculos que superó gracias a la amistad que le unía al papa Gregorio XVI. Entre 1839 y 1848, la comunidad sufrió epidemias y tumultos revolucionarios, la que la obligaron a cerrar varias casas. Vivió el lema ignaciano de "sentir la Iglesia". "Una hija del Sagrado Corazón, decía, no debe salvarse sola". Murió como había vivido en oración contemplativa. Fue canonizada por SS Pío XI el 24 de mayo de 1925.

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(Parroquia San Martín de Porres)