SANTA LUCÍA
FILIPPINI
25 de marzo
1732 d.C.
Nació en Corneto (actual Tarquinia), en el seno de una familia
ligada a la alta jerarquía eclesiástica. A los seis
años al quedarse huérfana conoció la tristeza y
una juventud solitaria y sin afectos; fue educada en el monasterio
benedictino de Santa Lucía de Corneto. Siguió al obispo
de Corneto y Montefiascones, Marco Antonio Barbarigo (pariente de san
Gregorio Barbarigo), y entró en el convento de las clarisas de
Montefiascone donde su formación religiosa adquirió
madurez; pero no vistió el habito de las clarisas, sino que se
quedó en el convento pero viviendo como laica; a pesar de ello
se le encargó la educación de las novicias clarisas.
Aquí conoció a su futura compañera Santa Rosa
Venerini.
Aquellas dotes de
educadora hicieron que el obispo de Montefiascone, le confiara las
obras escolares diocesanas, que muy pronto dieron a luz un Instituto
llamado de las Pías Maestras o Filipinas (fundado junto con
santa Rosa Venerini, aunque el verdadero impulsor fue el cardenal
Barbarigo que escribió las reglas). Fue maestra de las
Pías Maestras, su guía espiritual y superiora general. La
obra tuvo un gran éxito en varias diócesis, hasta en
Roma, que se puso bajo el patronato del papa Clemente XI. Por voluntad
de Barbarigo, la dirección espiritual de las Escuelas y de las
Maestras fue confiada a la congregación de los Píos
Operarios. Pero el Instituto también tuvo sus dificultades,
porque la superiora a menudo fue incomprendida, obstaculizada e incluso
fue denunciada de herejía, concretamente de quietismo, porque
los Píos Operarios habían dado a la nueva
fundación un nuevo giro más ascético y penitencial
que no tenía nada que ver con la idea secular de Rosa Venerini,
ni del cardenal Barbarigo. De este modo, surgió una gran
rivalidad entre las dos fundadoras, que terminó con el abandono
de Lucía de Roma (1707), y su regreso a Montefiascone, acusada
de quietismo.
Para dirigir las escuelas romanas fue llamada Rosa Venerini que,
desistió por las divergencias con sus métodos de
enseñanza. Se crearon así las Maestras Pías
Filippini, cuyos miembros tenían votos simples, y podían
poseer algún dinero, en cambio las Maestras Pías
Venerini, vivían una absoluta pobreza. Los dos Institutos, se
separaron de la tutela de los obispos y se pusieron bajo la autoridad
pontificia. Adelantándose así a la centralización
de las Congregaciones religiosas, que ocurriría años
más tarde. Murió de una terrible enfermedad. Las dos
fundadoras fueron canonizadas, aunque la canonización de
Lucía, fue mucho más rápida, quizás porque
se entendió los sufrimientos injustos que tuvo que
padecer. Fue canonizada por SS. Pío XI el 22 de junio de
1930.