SANTA JULITA
30 de julio
303 d.C.
Era una
rica matrona de Cesarea de Capadocia, que cuando reclamaba en un juicio
sus bienes usurpados por un hombre poderoso, alegaba éste que no
podía ser escuchada por ser cristiana; el juez le ordenó
que ofreciera incienso a los dioses antes de ser oída y ante su
negativa, en la que dijo: “Nosotras, las mujeres, somos de la misma
carne que los hombres y por eso debemos a Dios la misma firmeza”; fue
quemada en la hoguera.