SANTA JUANA DE ARCO
1431 d.C.
30 de mayo
Nació de Domrémy
en la frontera de Champaña y Lorena, en el seno de una familia de
labradores acomodados. Nació en una época en que Francia estaba
prácticamente ocupada por Inglaterra. El mismo príncipe, Carlos
VII, andaba escondido, huyendo de ciudad en ciudad. Tenía 13 años
cuando un día en el jardín de su casa, Dios la llamó
por medio de voces como la de santa Catalina de Alejandría, santa
Margarita de Antioquía y san Miguel, para que dejase su trabajo de
campesina, y fuera a coronar al delfín de Francia, y luchara contra
los ingleses, y salvase así al país. Era analfabeta. Cinco
años luchó Juana con su ambiente y su familia. Por fin a los
17 años pidió hablar con el delfín para comunicarle
el mensaje de Dios, de esta conversación. Después de una revisión
de su ortodoxia y su virginidad, por parte de un tribunal, Juana fue nombrada
comandante en jefe del ejército francés, y bajo su mando cambió
las costumbres del ejército haciéndolo más humano y
religioso, consiguió conquistar plazas tan importantes como Orleans,
Patay y todas las plazas del Loira. Consiguió la coronación
del rey Carlos VII en Reims en el 1429. La conocían como la “Doncella
de Orleans”. El rey en agradecimiento la otorgó título de nobleza
a ella y a su familia. Juana vio que su misión había concluido
y quiso regresar a su pueblo, pero el rey le pidió que siguiera con
la campaña para liberar toda Francia, aunque al mismo tiempo mantenía
contactos secretos con los ingleses, buscando pactos, pero ya no era una
misión divina sino una misión real y Juana obedeció
al rey.
En París fue herida y apresada en Compiègne por
los borgoñones aliados con los ingleses. La encerraron en una jaula
de hierro, como una bestia, y la llevaron públicamente para que fuera
insultada y fue vendida a los ingleses por 10.000 monedas de oro. En Rouen
se la sometió a un proceso de la Inquisición acusada de brujería,
la encerraron en una cárcel de hombres donde sufrió toda serie
de vejaciones, y después de sufrir muchísimo, ella se declaró
culpable, bajo una artimaña ya que puso su firma en un escrito que
le dijeron que era un compromiso de no vestir nunca más ropa de hombre,
y como no sabía leer, firmó en un documento donde se declaraba
bruja, pero después se arrepintió y afirmó la veracidad
de sus voces celestiales. Fue acusada de mentir, superstición, impiedad
y sacrilegio. El tribunal lo formaban 100 jueces: doctores de la universidad
de París, obispos, abades, frailes y arciprestes. El presidente era
Pedro Cauchon, obispo de Beauvais.
En 1431, a los 19 años, en Rouen murió en la hoguera
como herética y bruja, martirio de fuego que ella siempre temió:
"¡Ay!, ¡Ay! ¡Qué horriblemente me tratan!. Este
cuerpo que nunca fue corrompido va a ser reducido a cenizas. Apelo al tribunal
de Dios, juez de vivos y muertos"... Pidió comulgar y, a pesar de
ser condenada a la hoguera por herética, le permitieron hacerlo. Contradicciones
de la vida. Después ella dirigiéndose a su confesor, que estaba
a su lado para asistirla y fortalecerla le preguntó: -"¿Dónde
estaré yo esta tarde?" -"¿No tienes esperanza?, le contestó
el sacerdote". -"Sí, replicó ella, con la gracia de Dios, espero
estar en el Paraíso". Murió invocando el nombre de Cristo.
Existe todavía el problema de la "inspiración
celeste" respecto a su carrera militar, ya que las dos santas que le hablaron
no han existido nunca, aunque su devoción está muy extendida.
Su canonización fue complicada, pero se procedió a ello, no
por su patriotismo, sino como heroína de la fe, por su religiosidad
plena, por su entrega a la voluntad de Dios y por su cristiana aceptación
de una muerte injusta, en la que demostró paciencia y fortaleza. Fue
canonizada el 16 de mayo de 1920 por el papa Benedicto XV. Patrona de Francia.
Orleans y Rouen.