SANTA ISABEL DE SCHOAU
18 de junio
1164 d.C.
Nació en la diócesis de Tréveris, probablemente en
Bonn, en el seno de una familia de la nobleza y era hermana de san
Ekberto. Muy joven se hizo benedictina en doble monasterio de
Schönau cerca de Francfort, en el que convivían los monjes
y las monjas. En el 1157, fue elegida “magistra”, cuando tenía
25 años y a pesar de su débil constitución
física y de sus continuas enfermedades. No fue elegida abadesa
porque al ser un monasterio doble, dependían del abad, que era
su hermano san Ekberto. Su hermano fue elegido abad en 1165 y 1166.
Entabló relaciones de amistad con la beata Hildegarda de Bingen,
con la que mantuvo una intensa correspondencia.
De su vida no sabemos muchas cosas, sino los cuatro libros
que escribió, junto con su hermano, que nos hablan de espantosos
años de pruebas con aridez espiritual y fortísimas
tentaciones de dudas sobre la fe, hasta el punto de creerse abandonada
por Dios, hasta que la misericordia divina llega al auxilio del alma.
Todo esto le llegó después de una grave enfermedad
ocurrida en 1152, cuando Isabel comenzó a tener visiones y
éxtasis, en los que mantuvo coloquios con Cristo, María y
los santos del día; éxtasis que duraban aveces varias
semanas y que poco a poco debilitaron su físico, de manera que
murió a los 35 años.
Es considerada como una de las primeras místicas de
la Edad Media, junto con santa Hildegarda, en dejar testimonios
directos. El libro más conocido se titula "El libro de los
caminos de Dios". Sobre todo se la conoce por sus revelaciones acerca
de santa Úrsula y las Once mil virgenes, y es singular su
visión sobre la asunción de María al cielo que
dejó escrito en el libro "Visiones de la resurrección de
la Beata Virgen María". No ha sido nunca formalmente canonizada,
pero se le atribuye un culto que la Iglesia no ha desautorizado nunca,
aunque ha sido inscrita en el Martirologio Romano.