SANTA INÉS DE
ASÍS
16 de noviembre
1253 d.C.
Se
llamaba Catalina y había nacido en Asís. Hermana menor de
santa Clara, apenas tenía 14 años (1212), cuando la
siguió al convento benedictino de San Ángel de Panzo, y
después a San Damiano; sus familiares intentaron por todos los
medios, incluso por medio de la fuerza, hacerla volver al seno
familiar. Por la fortaleza que mostró ante las presiones
familiares, san Francisco de Asís le cambió el nombre por
el de Inés. Era la más fiel seguidora de su hermana,
siempre obediente y afectuosa.
Dirigida por san
Francisco junto con su hermana y demás compañeras,
Inés progresó de prisa en el camino de perfección
y mortificación, siendo la admiración de sus
compañeras, sobre todo por su corta edad. Dulce, compasiva,
solícita y caritativa, se comportaba como una madre con sus
compañeras, especialmente con las que sufrían por
cualquier motivo. "Virgen prudentísima" la llama su hermana en
una de sus cartas a la beata Inés de Bohemia. Añade la
crónica que, una noche, Clara la vio en oración, elevada
del suelo y coronada con tres coronas que, de tanto en tanto, le
colocaba un ángel. Al día siguiente logró que
Inés le explicara cuáles eran los tres objetos de su
contemplación: la bondad y paciencia de Dios para con los
pecadores, cómo Cristo sufrió la pasión y muerte
en cruz por toda la humanidad, y las penas de las almas del Purgatorio.
Marchó a
Florencia para fundar y dirigir, en 1219, el segundo convento de
clarisas, el de Monticelli; fue caritativa e hizo grandes penitencias.
En sus primeros momentos de Monticelli, sintió una gran
nostalgia por su vida en San Damiano, y por la separación de su
hermana, pero todo lo supo superar con su profunda vida de
oración. Abrió conventos en Padua, Venecia y Mantua. No
sabemos el tiempo que permaneció en Monticelli, ni la fecha de
su regreso a Asís. Según el cronista fray Mariano de
Florencia, del siglo XVI, la vuelta a San Damián tenía
relación con al empeoramiento de la salud de Clara. Lo cierto es
que santa Inés se encontraba a la cabecera de su hermana
moribunda, en el verano de 1253, después regresó a San
Damiano, donde murió tres meses después que su hermana.
La noticia de su muerte se extendió por Asís y por toda
la comarca y atrajo, igualmente, a una multitud de gente que le
tenían gran aprecio y esperaban poder contemplar sus restos
mortales. El cuerpo de santa Inés reposa en la misma
Basílica de Asís donde descansan los restos de su hermana
santa Clara, su otra hermana, Beatriz, y su madre la beata Hortolana,
que también se hicieron damianitas. El papa Benedicto XIV
confirmó su culto en 1753.