SANTA FLAVIA DOMITILA
7 de mayo
98 d.C.
Después
de la persecución de Nerón contra los cristianos, la
Iglesia vivió una temporada de paz con los emperadores Galba,
Otón, Vitelio y los primeros Flavios: Vespasiano y Tito. Al
amparo de este viento favorable, prosperó la conversión
al cristianismo de muchas personas de las clases altas y de la
aristocracia romana. Entre las familias consulares que abrazaron el
cristianismo, estaban los Flavios, estrechamente emparentados con los
emperadores. Flavia Domitila era una sobrina de los emperadores
Domiciano y Tito, era hija de santa Plautila que era hermana de
san Flavio Clemente, patricio romano que detentaba el cargo de
cónsul; ambos se hicieron cristianos. Según otro relato,
Flavia Domitilia estaría casada con Flavio Clemente.
Al
subir al poder del imperio, Domiciano, asustado por el auge que
tenían los cristianos decretó una persecución
contra ellos, acusándolos de ateísmo y de atentar contra
las leyes de la República. Por lo cual Flavio Clemente fue
condenado a muerte y Flavia Domitila, deportada a la isla Pandataria, y
otros relatos dice que en Ponza en el Lacio, para después morir
mártir en Terracina con sus hermanas adoptivas santas Eufrosina
y Teodora.
Domitila, prometida de un joven pagano llamado
Aureliano, tenía como esclavos a santos Nereo y Aquiles,
convertidos por el apóstol san Pedro. Estos esclavos, en su celo
por proteger a su señora, se empeñaron en hacerle ver la
supremacía de la virginidad sobre el matrimonio, y la
incongruencia de que aceptase casarse con un pagano. Convencieron a la
joven, y el papa san Clemente, sobrino del cónsul Clemente,
impuso a Domitila el velo de la vírgenes. En la realidad, Nereo
y Aquiles fueron martirizados doscientos años
después.
Aureliano,
el pretendiente, furioso por sus frustrados amores, consiguió de
Domiciano que Domitila fuera desterrada a la isla de Ponza, a la que se
marchó acompañada con sus dos esclavos. Aureliano, que no
renunciaba a Domitila, se dirigió a la isla, y al no poder
conseguir la ayuda de Nereo y Aquiles, por muchas promesas que les
hizo, los desterró a Terracina. Aureliano no cejó en su
esperanza de ganarse a Domitila, y preparó una estratagema:
envió junto a Domitila a sus dos amigas, Teodora y Eufrosina,
que iban a casarse con los santos Sulpicio y Serviliano. Pero Domitila
las convenció de las excelencias de la virginidad, y sus dos
pretendientes renunciaron a ellas e incluso se convirtieron al
cristianismo. Aureliano murió desesperado después de una
bacanal de dos noches, en la que intentó olvidar la
derrota.
Sulpicio,
Serviliano, Nereo, Aquiles, Teodora y Eufrosina murieron junto a
Domitila, dando su vida por su fe. Los hagiógrafos no se ponen
de acuerdo si ha habido dos santas Flavia Domitila, o es una sola.