SANTA EUFRASIA DE
CONSTANTINOPLA
24 de julio
410 d.C.
Natural de Constantinopla,
estaba emparentada con la familia imperial de Teodosio. Sus padres,
Antígono y Eufrasia, educaron a su hija en la virtud. Cuando
tenía cinco años murió su padre. El emperador la
tomó bajo su tutela. Era tan agraciada que tuvo muchos
pretendientes. El monarca firmó por ella un compromiso
matrimonial para cuando fuera mayor. También su madre, viuda de
22 años, tan admirada por su virtud como por su belleza tuvo sus
pretendientes. Pero la madre, que ya había hecho voto de
castidad, marchó a Egipto con su hija, buscando un retiro para
dedicarse a Dios el resto de su vida. Encontraron un convento de
religiosas de perpetua clausura, donde vivieron, la madre había
ofrecido a la abadesa una importante donación, que negó,
pues la pobreza era uno de sus signos de distinción. Eufrasia
escribió al emperador anulando su compromiso de matrimonio.
A
los pocos años murió la madre. Eufrasia se dedicó
a la oración y, sobre todo, a la penitencia en la obediencia y
la humildad. Se cuenta que la abadesa le mandó trasladar unas
enormes piedras y, ella obedeció humildemente y las
trasladó sin dificultad. Al día siguiente le mandó
volverlas al lugar primero. Y así durante un mes, sin mostrar el
menor signo de impaciencia. Para probar más su virtud, fue
acosada por la envidia y los celos de alguna religiosa, sobre todo por
una que se llamaba Germania, que la trató de hipócrita y
ambiciosa. La respuesta de Eufrasia fue arrojarse a sus pies y, con la
mayor humildad, le pidió perdón, a la vez que le
suplicaba por amor a Dios que rogase por ella. Murió a los 30
años de calentura. Las “Actas Santorum” contienen
una antigua biografía de esta Santa.