SANTA EMILIA DE VIALAR
1856 d.C.
24 de agosto
Nació en Gaillac, en Tarn, en el seno de una familia noble, con
título de baronía; perdió muy pronto a su madre.
Estudió en París en el pensionado de l’Abbaye-au-Bois,
regentado por las religiosas de Nuestra Señora. Volvió
con 18 años a su casa y gobernó la casa del padre hasta
los 35 años, ejercitando la oración y las obras de
caridad con los más pobres algo que no entendían ni su
padre ni su ama de llaves (una persona despótica que la hizo
sufrir mucho). Durante este tiempo tuvo que soportar con paciencia, a
causa de una depresión, el carácter iracundo de su padre.
Como recibió una fuerte herencia, decidió
dedicarse a la fundación de un Instituto religioso (Hermanas de
San José de la Aparición (la Aparición del
arcángel Gabriel a San José) en el 1832. En 1835,
accedió a una invitación de su hermano Agustín,
que era concejal en Argel, y partió para fundar en Argelia, pero
sobre todo para atender a los enfermos de cólera. Después
vino otra fundación en Túnez.
Superó grandes pruebas: como las luchas con el
obispo de Argel, monseñor Dupuch, que quiso inmiscuirse en el
régimen interno de la Congregación. Emilia se opuso
enérgicamente durante tres años, por lo que el obispo las
expulsó de Argelia en 1843, con la connivencia de la
diócesis de París. Vino también la mala
administración y dilapidación de los bienes de la
Congregación por parte de una de las cofundadoras, Paulina
Gineste, que una vez fuera la Congregación, denunció a
Emilia para exigir su dote hasta traicionarla y humillarla, de manera
que Emilia y otras compañeras tuvieron que salir de la casa
madre de Galliac y establecerse en un modesto local de Toulouse. Pero
aquí también tuvieron la desaprobación del obispo,
hasta que establecieron la casa madre en Marsella. Obtuvo la
aprobación del obispo de Marsella, san Eugenio de Mazenod, y en
1842 de la Santa Sede y en 1855 del gobierno francés; cuando
murió a causa de una hernia estrangulada ya había fundado
en Europa, África y Asia. Su canonización tuvo lugar en
1951 por SS Pío XII.