SANTA DOMINICA
6 de julio
Siglo III d.C.
En el Martirologio anterior
decía que «...santa Dominica, virgen y mártir, fue
condenada a las fieras en tiempos del emperador Diocleciano por haber
destruido las imágenes de los ídolos. Como las fieras no
le hiciesen daño alguno, fue decapitada, y así
pasó al Señor. Su cuerpo se conserva con gran
veneración en Tropea de Calabria»; la tradición
popular, de la que incluso el breviario se hacía eco,
señalaba a su vez que «fue martirizada a orillas del
Eufrates y que los ángeles trasladaron su cuerpo a
Tropea»; otras tradiciones sitúan su martirio en la
Campania italiana.
El culto de la santa es antiguo, pero no es originario de Tropea, en
Calabria, sino de Nicomedia, en la actual Turquía. Posiblemente
hayan llegado en algún momento unas reliquias de la santa a
Tropea, y con el tiempo se fue formando la leyenda del traslado
milagroso del cuerpo. La santa que está en el origen del culto
es «Kyriaké» (Ciríaca), que se traduce al
latín como «Domenica» (Dominga o Dominica).
Posiblemente se refiere a la misma santa Ciríaca que los griegos
celebran como mártir de Nicomedia, hija de los santos Doroteo y
Eusebia, mártires también en Nicomedia (pero que no
figuran en el actual Martirologio Romano). Si
es esta misma, hay que situar su martirio en tiempos de Diocleciano, es
decir, a comienzos del siglo IV.