SANTA AGUEDA YI SO-SA
24 de mayo
1839 d.C.



   En Seúl, en Corea, santos mártires Agustín Yi Kwang-hon, en cuya casa se leían las Sagradas Escrituras; Águeda Kim A-gi, madre de familia, que recibió el bautismo en la cárcel; y sus siete compañeros, que fueron todos degollados a causa del nombre cristiano. Sus nombres son los siguientes: Damián Nam Myong-hyog, catequista; Magdalena Kim O-bi, Bárbara Han A-gi, Ana Pak A-gi, Águeda Yi So-sa, Lucía Pak Hui-sun y Pedro Kwon Tu-gin.

   El 24 de mayo de 1839 fue decapitado en Seúl, Corea, fuera de la llamada Puerta del Oeste un nutrido grupo de fieles seglares que se negaban firmemente a abandonar la fe cristiana que habían recibido con gozo en su corazón. Ni la prisión ni las amenazas de muerte fueron suficientes para que abandonaran la fe. Sostuvieron el combate con valor y entereza y pusieron a Jesús el Señor por encima de todas las cosas, incluyendo la propia vida. Todos estos ilustres confesores de la fe fueron canonizados por el Papa Juan Pablo II en Seúl el 6 de mayo de 1984.

   Águeda Yi So-sa
 (1784 - 1839). Había nacido en Ich'on, provincia de Kyonggi, el año 1784 y era viuda al tiempo de su martirio. Hermana del mártir san Pedro Yi Ho-Yong.Luego de una serie de contratiempos familiares -viudez, ausencia de hijos, la penosa situación en que quedó su casa paterna tras la muerte de su padre-, buscó en la fe cristiana respuesta al vacío espiritual que sentía. Por fin ella y su hermano se bautizaron, tomando los nombres de Águeda y Pedro respectivamente. No se sabe la fecha del bautismo, que seguramente les fue administrado por un catequista al no haber sacerdotes. Tampoco se sabe cuándo se mudaron de su pueblo a Hayang, pero quizás fuera por asegurarle a Pedro una mejor formación cristiana. Ambos pudieron por fin recibir la comunión cuando un sacerdote chino vino a Corea en 1834.

   Pero en febrero de 1835 ambos hermanos fueron arrestados. Su interrogatorio estuvo acompañado de torturas porque querían sacarles los nombres de los católicos. La tortura fue horrible y Águeda animó cuanto pudo a su joven hermano. Días más tarde volvió a ser torturada y se dice que su cuerpo quedó como una masa sanguinolenta. Ella repetía: “No traicionaré a la Iglesia”. Pasaron a la prisión de la corte, en Seúl. Tuvo lugar un juicio en varias sesiones y ambos hermanos fueron condenados a muerte. Al no ser confirmada enseguida la sentencia, se les dejó en la prisión. Pedro murió en ella, y su martirio se conmemora el 25 de noviembre, y Águeda fue martirizada por decapitación el año 1839.

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(Parroquia San Martín de Porres)