SANTA JULIANA
13 de febrero
Siglo III d.C.
En la passio de los santos mártires
turineses Adventor, Solutor y Octavio de Turín, Juliana es presentada
como una matrona cristiana de Ivrea que, al descubrir el cuerpo de Solutor
en la orilla de Dora Riparia, lo transportó a Turín para colocarlo
al lado de sus compañeros mártires en la ciudad, sobre el lugar
hizo edificar una memoria donde también ella fue enterrada.
Los hagiógrafos medievales
le atribuyeron otra historia: se dice que fue la educadora de san Gaudencio,
futuro obispo de Novara que, según el relato tradicional de su vida,
era natural de Ivrea. Ella, transmitió al pequeño Gaudencio
las primeras enseñanzas de la doctrina cristiana sin que lo supieran
sus padres que eran paganos.
Más
allá de su existencia histórica, esta doble figura de Juliana
constituye un reclamo sobre la importancia de la obra desarrollada por las
mujeres en la difusión del cristianismo y en la formación de
la conciencia cristiana desde los tiempos apostólicos.