SAN SULPICIO "EL
PÍO"
17 de enero
647 d.C.
Su
vida, escrita poco después de su muerte, narra una
versión bastante clásica de su juventud, es decir, fue un
joven de su tiempo, despreocupado y vividor, hasta que tuvo un toque
especial de la Providencia que le llevó a la total renuncia a
sus bienes y la completa donación a los pobres, seguida de una
conducta muy austera: rígidos ayunos, oración nocturna,
recitación cotidiana del salterio entero.
Fue capellán
mayor de Clotario en el 615, y a ese título dirigió la
Escuela de palacio. Obispo de Bourges (624-647), que alcanzó
prestigio entre el pueblo como entre los reyes merovingios;
consagró a san Desiderio como obispo de Cahors. Los dos
mantenían una regular correspondencia epistolar. Fue un pastor
amadísimo por su pueblo. Los reyes merovingios eran en este
período valedores de la Iglesia, pero Sulpicio, organizando un
ayuno de tres días, intentó convencer al nuevo soberano,
Clodoveo II, de tratar a su pueblo con mayor suavidad.
Después de trabajar especialmente en atraer a Cristo a los
judíos; dejó en manos de un coadjutor su cargo; se
dedicó a la promoción social de los necesitados;
particularmente se dedicó a la defensa de los pobres perseguidos
de la tiranía de Lullo, ministro del rey Dagoberto. En sus
funerales se vieron espectaculares manifestaciones de luto, tanto que
el clero tuvo que apurar la celebración de las exequias. A su
memoria se dedicó el célebre seminario parisino de
Saint-Sulpice. Patrón de Bourges.