SAN SIMEÓN
ESTILITA "EL VIEJO"
27 de julio
459 d.C.
Nació en Sisán, Sis o Sisa (localidad no identificada) en
Cilicia, en el seno de una familia cristiana; hijo de un pastor, y en
su juventud ejerció este oficio. Se dice que un día
entró en una iglesia en el momento en el que leían las Bienaventuranzas,
aquellas palabras le impresionaron vivamente; un anciano monje se las
interpretó (se dice que era el abad Timoteo). Animado por una
luz interior, se retiró al monasterio de Teledan (donde
estuvo 12 años); donde se destacó por sus duras
penitencias, de tal manera que los superiores lo alejaron del cenobio.
Durante un breve tiempo vivió en una cisterna desecada y
después de tres años ingresó en el monasterio de
Tel-Neshin, dirigido por el abad Heliodoro, pero no fue aceptado por la
comunidad por su rigor ascético; más tarde en el 412, se
retiró a un monasterio abandonado cerca de
Antioquía-Telanissos donde llegó a tapiarse
encadenándose un pie a una roca. Vivió en obediencia.
De nuevo, hacia el
423, cambió de residencia y se marchó por parajes
solitarios, buscando nuevas austeridades. La fama de sus ascetismos
trascendió lejos. Acudían multitudes a contemplar aquel
milagro de penitencia. Deseando esconderse a los ojos del mundo,
huyó de nuevo a la cima de un monte, para dedicarse sin estorbos
a la oración. Pero pronto lo descubrieron y de todas partes
acudían para ver y hablar al hombre de Dios, prodigio de
oración y ascetismo.
A los 33 años
se subió a una columna como penitencia y soledad, cerca de
Antioquía; ya que la muchedumbre no le dejaba en paz, estuvo
allí hasta los 69 años; en la medida que deseaba mayor
soledad más alta construía su columna, pero las gentes
seguían acudiendo (incluso de España y Francia). Durante
40 años pasó toda la Cuaresma sin comer nada.
Usó de su influencia para apoyar las decisiones del Concilio de
Calcedonia y fue consultado por gentes de todo rango y
condición. Su vida penitencial la ofreció por las almas
de los pecadores. Siempre estuvo de pie, soportando los rigores
climáticos, vivió como una antorcha que orientaba los
ojos de todos hacia Dios. De él se ha dicho que su vida es
admirable pero no imitable. Tuvo varios discípulos "los
estilitas", pero no duraron mucho.