SAN SEVERO DE BARCELONA
6 de noviembre
303 d.C.



   Se sabe que era tejedor y que hacia el año 300 fue consagrado obispo de Barcelona. Los textos antiguos le describen como "humilde, puro, sabio, prudente y magnánimo".
Al comienzo de las persecuciones de Diocleciano, el prefecto Daciano llegó a Barcelona, y Severo y dos de sus diáconos se refugian en las montañas en Castro Octaviano (hoy San Cugat), y en su camino de huida les prestó ayuda un labrador llamado san Medín. En San Cugat el obispo se entregó a sus perseguidores, que para intimidarle decapitaron a san Medín y sus diáconos, pero como Severo no se rindió, le hundieron a mazazos un gran clavo en la cabeza.

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(Pbro. José Manuel Silva Moreno)