SAN SERVACIO DE
TONGRES Y DE MAASTRICHT
13 de mayo
384 d.C.
Era de
ascendencia judía y había nacido probablemente en
Armenia. Primer obispo de Tongres. Hospedó a san Atanasio cuando
éste estaba exiliado en Occidente y defendió la causa del
gran patriarca en el Concilio de Sárdica. Después del
asesinato de Constante, el usurpador Majencio envió a san
Servacio y a otro obispo a Alejandría para defender su causa
ante el emperador Constancio. La embajada no tuvo éxito, pero
san Servacio tuvo ocasión de volver a ver en Egipto a san
Atanasio.
El año 359, san Servacio asistió al Concilio
de Rímini, donde se opuso valientemente a la mayoría
arriana, junto con san Febadio, obispo de Agen; sin embargo, ambos
santos se dejaron engañar por la fórmula que se
firmó ahí, hasta que los ilustró san Hilario de
Poitiers.
San Gregorio de Tours cuenta que san Servacio predijo la
invasión de los hunos a las Galias y que, con el ayuno, la
oración y una peregrinación a Roma, trató de
evitar esa catástrofe. El santo emprendió la
peregrinación a Roma en espíritu de penitencia para
encomendar su grey a los dos grandes Apóstoles. Casi
inmediatamente después de su regreso a Tongres, contrajo la
peste y murió. Algunos autores sostienen que murió en
Maestricht. En ese mismo año, la ciudad de Tongres fue saqueada;
pero la profecía de san Servacio se cumplió plenamente
setenta años más tarde, cuando Atila y los hunos
invadieron y asolaron toda la región. Su leyenda le hace sobrino
de santa Ana, madre de María, y unido al apóstol san
Pedro. Patrón de Maastricht, de la diócesis de Worms.